sábado, 31 de agosto de 2013

Capítulo 30.

(Narra Martha)

El sol se colaba por entre las cortinas y caía en suaves matices sobre el cabello revuelto de John, que dormía profundamente a mi lado. Se notaba que no iba a despertar pronto, el cansancio era casi tangible.
Con cuidado y tratando de no despertarlo, pasé por sobre él hacia la ducha.

No recordaba nada. Tampoco era que importara. Él estaba ahí conmigo y punto.

(Narra John):

Luego de haberla dejado en su cama, me recosté a su lado para acompañarla el resto de la noche. Tuvo sueños intensos, me llamaba por mi nombre y yo intentaba despertarla, sin mucho resultado. Al final, y luego de una noche agitada, me quedé dormido a su lado.

Los golpes frenéticos en la puerta me despertaron de mi sopor y abrí bastante molesto.

Yo: ¿Qué?

X: ¿John? ¡¿Qué haces aquí?!

La voz  agitada de Fernanda me sacudió el sueño que quedaba.

Yo: Fer, mi hermana estaba enferma, le hice compañía mientras se recuperaba, es todo.

Fer: Ajá… - no lucía muy convencida – Bueno, no importa. Venía a buscar mis cosas, porque Aly ya se va y yo me voy con ella.

Yo: Wow, despacio nena. ¿Te vas? ¿Con Aly? No puedes, estás de intercambio aquí en Liverpool.
Fer: Bah, por una semana no voy a perder el semestre. Además Londres es una oferta demasiado tentadora como para no aceptarla. ¿Por qué? – empezó a juguetear con el cuello de mi camisa - ¿Vas a extrañarme?

Carraspeé y salí al corredor algo incómodo.

Yo: Ehm… voy a despedirme de Aly.

Me encaminé hacia las escaleras, sin embargo pronto estuve contra la pared, frenado por la increíble fuerza de la chica. Sí que era fuerte.

Fer: No voy a irme sin despedirme adecuadamente, Johnny. No puedo permitir que te olvides de  mí. – susurró provocativamente en mi oído, antes de tomarme por el cuello y besarme con pasión.

No me esforcé en resistirme y le devolví el beso con una sonrisa traviesa. Chica ruda, sexy. Las cosas empezaban a salirse de control cuando de repente se abrió la puerta del baño de la habitación.

Los ojos gatunos de Martha nos miraban entre el vapor acusadoramente.

(Narra Martha):

Ah, con un carajo. Ya estaba harta de la bipolaridad de John y lo que vi en ese momento no me sorprendió demasiado, aunque sí me afectó por los pensamientos que habían surgido al verlo a mi lado esa mañana. Nada había cambiado, seguía siendo igual.

Ellos estaban en el corredor, así que me limité a saludarlos con un asentimiento de cabeza mientras les cerraba la puerta en la cara.

Lo único que debía importarme ahora era hacer entrar a George a la banda, tal y como se lo había prometido a John. Bueno, el otro John. Estúpida confusión.

Bajé a la cocina una vez estuve lista. En el corredor no había ni pista de ellos.

Luego de prepararme el desayuno, salí distraídamente casi tropezándome con las maletas que estaban regadas por toda la sala. Espera… ¿maletas?

Aly: Veo que la bella durmiente ha despertado. – soltó ella acercándose sonriente - Nos diste un buen susto anoche mujer, deberías hacerte revisar en serio.

Yo: ¿Aly? ¿Por qué están estas maletas aquí?

Ella me miró con nostalgia.

Aly: Porque hoy me voy Martha. Ya te lo había dicho.

No atiné a más que abrazarla. Tenerla de vuelta por las viejas calles de Liverpool había sido un gran alivio esos días y ahora la realidad de que no estuviera más me atacaba con fuerza. La iba a extrañar mucho.

Aly: Ehm… me estoy quedando sin aire.

Yo: Lo siento, - respondí soltándola. Tenía los ojos llorosos. – Es solo que no quiero que te vayas, estúpida.

Aly: No te pongas sentimental ahora Martha, es algo que tengo que hacer. Además míralo por el lado bueno, voy a estar más cerca que antes. Y… tendrás a John solo para ti unas semanas porque me llevaré a Fernanda conmigo – añadió guiñándome el ojo.

La miré sorprendida y ella asintió sonriente. Luego de que terminara mi desayuno, encendí la televisión y la vimos por un rato, dejando que los pensamientos vagaran sin rumbo entre las lagunas mentales.

Yo: Hey, hablando de ellos… ¿dónde están?

Ella se encogió de hombros.

Aly: No lo sé, ella fue a buscar sus maletas hace como media hora.

Yo: Uhm, es todo lo que se necesita. John debe estar por acabar, bajarán en un instante. – respondí cínicamente restándole importancia. Ella me miró boquiabierta.

Aly: ¿No te interesa que tu hermano se esté tirando a tu compañera de cuarto justo un piso arriba de nosotras?

Yo: La zorra se va, es obvio que necesita subir su autoestima un poco antes. – dije por toda respuesta. 

Minutos después, el taconeo escandaloso de Fernanda se escuchaba por las escaleras. John bajaba tras ella con sus maletas y una sonrisa idiota en su cara. Puse los ojos en blanco y apagué la televisión para darle el último abrazo a Aly.

Yo: Espero encontrarte de nuevo.

Aly: Sé que nos encontraremos, no tienes que dudarlo ni por un segundo.

Y luego de las despedidas normales y formales – Fernanda musitó un frío “adiós” para mí. – se fueron definitivamente.

Sin dirigirle palabra a John, salí de la casa. Mis días de vagancia estaban por acabar, el nuevo semestre empezaría pronto, así que decidí pasar por la casa de Stu a visitarlo. Mi sorpresa fue cuando me encontré a mí misma corriendo por el muelle con Valentina a mi lado. Stuart me había mandado pasearla como si fuera un perro mientras él se entretenía pintando a su nueva novia. Era la chica de la tienda de pinturas.

Al final, nos sentamos a orillas del mar, mirando hacia el infinito. Un hombre se sentó a su lado.

X: Así que tu eres el demonio de Stuart que se le apareció de la nada. Un placer conocerte, soy John Lennon. ¿Fumas? – terminó con una sonrisa burlona, sacando su cajetilla del bolsillo y ofreciéndole uno.

Yo: Cálmate John, no todos tenemos esas ganas suicidas de destrozarnos los pulmones.

Él se encogió de hombros y siguió mirando hacia el horizonte. Un barco zarpaba en ese preciso instante.

Vale: John, ¿te imaginas hacia dónde puede ir ese barco?

John: Uhm, a ver preciosa… me imagino que a Estados Unidos. Todo lo bueno va a Estados Unidos, algún día yo también iré.

Yo: Si sigues tonteando de esa manera, lo dudo mucho. Es de verdad, ponle seriedad a la banda o a los estudios, pero estás descuidando ambos.

Él frunció el ceño.

John: Ya sé lo que debo hacer… pero justo ahora nadie se toma la banda en serio. Es complicado así.

Yo: Ah, qué coincidencia, conozco a un excelente guitarrista que podría ayudarte…

 Mátenme por subir tan tarde, me puse a ver a Hugh Grant actuando de Primer Ministro de Reino Unido y me embobé.
Disfruten el capítulo, Mónica prometió uno más largo y más pronto. ¡MÁS VALE, MÓNICA!

Enjoy.

jueves, 15 de agosto de 2013

Girl, you know the reason why.

(NARRA MARTHA)

A pesar de que le había dicho a John que iba a ir a casa, no fui directamente allí. Casi por inercia, me encontraba recorriendo las oscuras calles en medio de mis pensamientos alborotados. No sabía con exactitud hacia dónde iba, pero francamente, me importaba muy poco. Sólo quería sacarme de la cabeza todo ese olor a recuerdos, a memorias sin leer, a John Lennon.

Porque aún en mis alucinaciones, seguía siendo él, seguía gustándome y me frustraba saber que no podía recordar ese trato que al parecer teníamos. Demonios.

Por alguna extraña razón, cuando levanté la cabeza para ubicarme me encontré de frente con el portón de mi casa. Le quité relevancia al asunto y entré sin mucha presentación, dirigiéndome hacia mi – ejém, “nuestro” – cuarto, que seguía estando en un desorden caótico.

Pero era muy tarde para ordenar… y muy temprano para dormir, así que me limité a recostarme en mi cama y observar la calle vacía que se veía de mi ventana. Nunc a me había puesto a pensar en lo árida que podía ser la cuadra, aún más cuando el punto más desértico era mi pensamiento.

¿Qué era real y qué no?

X: ¿Estás poseída o algo? Muévete al menos.

Dando un respingo, me giré hacia la fuente de aquella molesta voz que había interrumpido mis inservibles y estancados pensamientos.

Yo: Pensé que estabas con John…

Fernanda se encogió de hombros y luego de tomar la chaqueta por la que había ido, se fue de allí, dejándome de nuevo sola con mis cavilaciones.

De repente, un frío con sabor a música revolucionaria me recorrió todo el cuerpo.

X: ¿Por qué lo piensas tanto?

Observé los ojos curiosos de esa extraña versión de John sin sorprenderme demasiado. Creo que estaba bastante en shock como para otra brusca reacción ese día.

Yo: ¿Qué quieres? ¿Quién eres?

John: Soy John Lennon… tu ídolo.

Solté una carcajada mayúscula. ¿John, mi ídolo?

Yo: Sí claro, y yo soy Brigitte Bardot. Mi único ídolo es Elvis, así que deja de blasfemar y dime qué quieres.

La mirada de John se veía entristecida y grisácea. Me observaba con algo muy parecido a la decepción y la impotencia.

John: ¿En serio no te acuerdas de nada?

Yo: ¿De qué hablas? ¿Qué debería recordar? – pregunté ansiosa.  Sabía que no podía estar loca, en serio necesitaba recordar algo. Aunque, viniendo de una alucinación…

John negó con la cabeza y luego de soltar un enorme suspiro me miró fijamente.

John: No tiene importancia, o por lo menos no por ahora. Ya irás acordándote poco a poco… por ahora concéntrate en hacer que George entre a la banda de tu hermano… o sea mi banda… bueno, eso. No esperaba que tu presencia aquí alterara tanto las cosas, ya debería estar dentro de la banda hace bastante tiempo.

Yo: Wow, despacio. – tanta información estaba mareándome. ¿George? - ¿Se supone que George debe tocar con mi hermano? ¡Pero es un niño!

John: No le des vueltas, solo hazlo.

Yo: ¿Y qué se supone que haga? ¿Qué le diga a John que vengo del futuro y que ambos tienen que estar juntos para cambiar y revolucionar la historia de la música junto a McCartney y el adorable Richard, que se van a ir a Hamburgo, que van a ser la banda más exitosa del mundo y que…?

Me detuve en seco. ¿Que… qué? ¿QUÉ ACABABA DE DECIR? ¿Qué había sido todo eso?

John sonrió triunfal.

John: Algo de estímulo tenía que funcionar. Pero no seas dramática, estaba pensando en algo más… elaborado. Ya que estás de novia con tu hermano… o sea conmigo… - frunció los labios con evidente confusión – en fin, puedes usar eso como palanca para meterlo. ¿Qué te parece?

No podía conectar ideas. ¿Yo, del futuro? Bueno, en realidad tenía mucho sentido…

Yo: Olvídate de eso Lennon, no pienso usar…nos como excusa para meter al chico.

John: Recuerda que fue un trato de los DOS. Si incumples, no podré controlar lo que pasará después. Será un caos, tu propia existencia estará en riesgo…

Sacudí la cabeza con fastidio, esto estaba a punto de estallarme…

Yo: Déjame en paz, necesito pensar.

Cuando abrí los ojos ya no estaba… en realidad nada estaba. Todo era completamente negro.

(NARRA JOHN)

La actitud de Martha me había desconcertado por completo y estaba hirviendo de rabia. ¿Se había burlado de mí?

Paul: No consigues nada poniéndote así Lennon, déjala irse tranquila. – musitó sin separar la vista de la guitarra, de la cual casi no se veían las cuerdas debido a la oscuridad.

Yo: ¡Claro, como ella puede hacer lo que le entre en gana! – refunfuñé antes de dirigirme hacia él - ¿y qué tanto hacían aquí ustedes dos?

Paul levantó la vista y esbozó una sonrisa traviesa.

Paul: Al parecer te interesa mucho tu hermana… tal vez demasiado…

Yo: ¿De qué hablas? Es mi hermana, no permitiré que se meta con cualquier cara de bebé.

X: Vaya, vaya, pero mira quién es. Era cuestión de tiempo para que espantaras a tu hermana John, pero creo que esta vez batiste récord.

Yo: Cállate Aly, no te metas. – gruñí ante la interrupción. Paul soltó una carcajada que paró en seco frente a mi mirada asesina.

X: Está haciendo frío… deberíamos irnos, ¿no creen?

Paul: Claro George. Vamos. Adiós chicos, directo a la casa, ¿eh?

Aly esbozó una sonrisa y salimos caminando y cantando lentamente hacia la casa. El humo blanco de nuestras respiraciones se elevaba por  entre el frío de la noche en medio de nuestros chistes.

Aly: Mañana vuelvo a Londres… - soltó de improviso. La miré fijamente.

Yo: No puedes estar hablando en serio… ¡fue demasiado poco!

Aly: Lo sé, pero tengo que trabajar, a mi no me dan la comida en la boca. – se carcajeó. Yo también me reí.

Yo: Eres una estúpida Aly, ¿lo sabías?

Sin embargo, Aly no respondió, simplemente se quedó mirando hacia el vacío.

Yo: ¿Aly? – pregunté preocupado zarandeándola un poco. Nada.

Seguí la dirección de su mirada hacia un cuerpo extendido sobre la grava. Y no era cualquier persona.

Aly soltó un grito desgarrador, y ambos corrimos hacia el cuerpo inconsciente de Martha, que yacía tendido sin lógica alguno en medio de la carretera.

Aly: ¿Crees que esté herida? – preguntó angustiada mientras me observaba tomarle los signos vitales. Seguía viva.

Yo: No lo creo. – respondí secamente mientras la alzaba con cuidado, por las dudas.

Aly: Creo que es mejor llevarla a casa.

Yo: La tengo alzada Aly, ¿a dónde crees que la estoy llevando? – espeté con brusquedad. No me disculpé, ella tampoco se sintió ofendida, ambos sabíamos que lo último que se podía pedir en esos casos era cortesía.

Mientras caminábamos lo más rápido que podíamos, pasé mi mano por su rostro. Estaba pálida y helada, como un cadáver, pero bajo su delicada piel aún se veía palpitar la sangre por sus venas. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero si no la hacía entrar en calor pronto, moriría de hipotermia.

Yo: Aly, las llaves están en mi bolsillo, abre rápido.

Y sin siquiera replicar, abrió con agilidad, y entramos.

(NARRA MARTHA)

George, John, Beatles, Hamburgo, Nueva York.

La cabeza me daba tantas vueltas que terminé dejando de pensar en absoluto. No abrí los ojos, ni siquiera lo intenté. Estaba en un estado vegetal, a un paso de la muerte. Temía abrir los ojos y ver la luz que irremediablemente me llevaría hacia ella.

De repente, un calor excesivo se apoderó de mi cuerpo y abrí los ojos asustada.

Yo: ¿Qué… qué haces?

No respondió, se limito a subirme la blusa y acariciar mi abdomen con ansiedad, mientras besaba desesperadamente mi cuello.

Yo: ¡John!

Él respondió con un gemido y se acomodó sobre mí. No hice nada por impedírselo, seguía demasiado confundida, además, las caricias no eran desagradables en absoluto.

Mi falda reposaba en el suelo, haciéndole compañía a mi blusa y a su cinturón. Pronto, su pantalón y camisa terminaron allí también, junto con mi sostén.

Me aferré a su espalda con las uñas, mientras él me acomodaba de tal forma que fuera sencillo para ambos seguir sin incomodarnos demasiado, después de todo, la cama era muy estrecha. Era una cama, ¿cierto?
El último trozo de tela que me quedaba encima se deslizó con suavidad por mis caderas a un movimiento suyo. Yo hacía lo mismo desde mi lado. Era hora de…

John: Martha, corazón, abre los ojos. - susurró mordiéndome la oreja.


Yo: ¿John?

Interesante forma de hacerla entrar en calor, Johnny. 
No pregunten, no se nada, me obligaron (? D:

Disfruten de la intriga hasta el próximo ;)
Have fun.

jueves, 1 de agosto de 2013

Capítulo 28.

(NARRA JOHN)

Si bien mi objetivo era besarla a como diera lugar, me sorprendió mucho la pasión con la que ella me lo devolvía, como si nunca hubiera estado enojada. Fue un momento demasiado bueno para que durara.
De repente, la tenía desvanecida entre mis brazos, totalmente desconectada de este mundo luego de preguntarme quién era yo; cosa que todavía no acababa de entender. Pero eso no era importante justo ahora, realmente necesitaba idear algo pronto para hacerla volver en sí.

Abrí la puerta del baño y divisé su cama en medio de un desastre de cosas que definitivamente no eran de ella. Fruncí el ceño ante el desorden –que era increíblemente mayor que el mío- y arrastré a mi hermana-novia-loquesea hasta su cama, donde la recosté y la arropé con cuidado. Luego me senté en el borde y la miré por unos segundos.

Aún dormida, era simplemente adorable. Su piel de porcelana blanca relucía con los rayos de sol que se colaban entre las cortinas y sus ojos cerrados develaban una tranquilidad que probablemente no reflejaba sus sueños inquietos. Pasé mi mano lentamente por sus rizos dorados y me acerqué a su rostro para besarl…

X: ¿Martha? ¿Por qué te encierras en NUESTRA habitación?

Gruñí quedamente ante la interrupción de mi primer momento cursi y romántico y pregunté molesto:

Yo: ¿Qué quieres, Fernanda?

Fer: ¿John? ¿Qué haces ahí adentro? ¿Estás solo?

Yo: Claro que no, estoy con Martha. – resoplé, y me paré para quitarle el seguro a la puerta y encontrarme con una Fernanda que me miraba con los ojos entornados. Ni bien abrí la puerta, me empujó para pasar y una vez adentro, buscó a Martha con una ansiedad asesina. Su sorpresa fue mayúscula cuando la vio dormida.

Fer: ¿Qué hace Martha dormida? – preguntó confundida.

Yo: Se desmayó. Por eso estaba aquí, vine a dejarla en su cama.

Fer: Uhm, ¿y era necesario cerrar la puerta con seguro?

Me encogí de hombros, francamente no estaba con ánimos para pelear por trivialidades. Ella se  paseó por todo el cuarto sin inmutarse por el desorden y luego entrelazó sus manos detrás de mi cuello. Habría sido extraño para mi reputación rechazarla, así que no lo hice.

Fer: Bueno, ahora que ya cumpliste tu oficio de hermano mayor… ¿por qué no vamos un rato a Blackpool? Me lo prometiste.

Yo: ¿Blackpool? – suspiré meditándolo. No me apetecía pasar casi dos horas sólo de ida en tren con ella, pero por otra parte, sería tentar demasiado a la suerte si me negaba por segunda vez. Lo último que quería era soportar su furia. – Está bien, pero déjame alistarme al menos.

Ella frunció un poco los labios, pero me dejó ir.

Salí apresurado hacia la habitación de Aly, a la que encontré recostada mirando al cielo.

Yo: Ey Aly, ¿aprovechando productivamente tu tiempo?

Aly: ¿Qué quieres Lennon? – gruñó ella al verse interrumpida en el hilo de sus pensamientos.  Solté una risita.

Yo: Voy a salir con Fernanda, ¿puedes cuidar a Martha por mí? Se desmayó hace unos momentos.
Ella se incorporó de golpe y me miró entre furiosa y desconcertada.

Aly: ¿Qué? ¿Y aún así vas a salir con la z… sinvergüenza esa?

Yo: Por favor Aly, es mejor eso a que empiece a sospechar cosas que no son.

Pareció meditarlo unos segundos para finalmente soltar un suspiro irritado.

Aly: Esta bien, pero no te demores, no soy una niñera.

Fer: ¡JOHN, APÚRATE!

Pronuncié un “gracias” sin sonido antes de irme con la chica que estaba impaciente en la sala. Aly se limitó a voltear los ojos.

(NARRA MARTHA)

Mientras forzaba a mis ojos a acostumbrarse a la luz que provenía de algún lugar y de ubicarme espacialmente, mi cabeza no hacía más que darle vueltas a esa extraña visión. De repente tenía un montón de información para procesar, pero era una sensación como cuando sabes que olvidas algo pero no puedes definir exactamente qué.

Retazos de recuerdos de otros lugares me asfixiaban sin remedio, pero así de súbitamente como aparecieron, se esfumaron cuando de repente me desperté.

Yo: John… ¿John?

X: Martha, ¿estás bien?

Yo: Yo… - me incorporé y me ubiqué confusa. Ah, estaba en mi habitación. – Demonios… pasó otra vez, ¿no es así?

X: Sí, al parecer se te está volviendo costumbre. No lo hagas.

Yo: No es mi intención hacerlo… - suspiré, me sentía terriblemente cansada – me voy a volver loca, Aly ¿Dónde está John?

Aly: Emms, sí, eso… - miró a su alrededor incómoda- bueno, se fue a Blackpool con Fernanda.

¿Blackpool? Zorra. Idiota. Agh.

Yo: Bueno, supongo que se están divirtiendo mucho entonces. ¿Quieres salir a algún lado?

Aly: Claro.

Luego de arreglarnos apropiadamente, salimos sin destino fijo a caminar por Liverpool. Paseamos toda la tarde.

Yo: Bueno, bueno… así que me dejaste abandonada por Nick. ¿Qué tal fue eso?

Aly: Nada muy memorable, un chico común y corriente. Fue más bien aburrido, la verdad. Y te dejé porque estabas muy elevada con ese chico Paul, aunque por lo que me pude dar cuenta, volviste a tu mundo de fantasía con John…

No me esperaba una afirmación tan brusca en un momento tan imprevisto, así que el color subió a mis mejillas sin pudor alguno dejándome en total evidencia al recordar mi último beso. Aly soltó una carcajada.

Aly: Eres demasiado obvia, no puedo creer que Mimi todavía no sospeche nada.

Yo: Bueno ya, ¿por qué me trajiste hasta aquí? – gruñí cambiando de tema. Este pequeño parque era de los lugares que aún guardaba secretos para mí, y eso me molestaba un poco. Ella movió la cabeza con una sonrisa.

Aly: Me agrada este lugar, lo sabes.

Yo: Sí, pero también sabes que me confunde mucho.

Aly: Sí bueno, nunca supe porqué.

Yo: El último recuerdo de mis padres fue aquí… ellos estaban de aniversario y yo jugaba entre los árboles. De repente todo se volvió negro y lo siguiente que recuerdo son los ojos curiosos de John. ¿Sabes? Creo que me ha gustado desde siempre.

Ambas nos reímos y continuamos nuestro camino, estremeciéndome cuando pasé por el frente del cementerio. Las palabras de ese John diferente sobre el trato que teníamos empezaron a rondar por mi cabeza otra vez, y supe de inmediato que había una conexión entre eso y mi anterior vida. Tenía que haberla.

Aly: ¿Y cómo va la banda de tu hermano?

Yo: Ah, no sé, lo último que supe fue que ya queda la mitad de sus integrantes originales, a Davis lo reemplazaron, por ejemplo. – sonreí al recordar su cara cuando se enteró de que Paul había tomado su lugar – Aunque… bueno, anda algo abandonada desde lo de Julia, John está un poco desinteresado en eso... pero de lo último que dijo, creo que necesitan un guitarrista líder o algo así.

Aly: ¿Y a ti no te interesa nada musical?

Yo: No creo… nah, no es lo mío. Prefiero pintar.

Aly: Me imaginé. – nos reímos. De fondo, una guitarra rasgueaba “Bye Bye Love” con destreza, mientras unas voces armoniosas cantaban la canción. Nos acercamos hacia ellos deseando develar quiénes eran los virtuosos.

Lo último que me esperaba era encontrar a Paul y George tocando juntos.

George: ¿Qué hay chicas? Un gusto verlas.

Yo: Hola George. – saludé ignorando olímpicamente a Paul.

Aly: Hola chicos… no sabía que se conocían.

George: Sí, Paul es un chico de mi escuela... mayor obviamente - respondió frunciendo un poco el ceño.

Yo: Ah, ya veo... Así que sí tocas la guitarra.

George: Eh sí… - se sonrojó- hace un tiempo. Me gusta bastante.

Paul: Le dije a John que lo uniéramos a la banda, pero respondió que es demasiado joven. – murmuró sin separar los ojos de las cuerdas de la guitarra. – Claro que tengo un plan para eso, tanto talento no se puede desperdiciar.

Yo: ¿En serio? – le sonreí a un George avergonzado – Toca algo, vamos.

George lo dudó un momento, pero en seguida empezó a tocar el riff de “Raunchy” con tanta destreza que quedé boquiabierta.

Aly: ¡Pero si tocas excelente!

Yo: ¡Así es, eres increíble!

George esbozó una sonrisa brillante y nos invitó a sentarnos con ellos en el pasto, luego empezaron a tocar varias canciones  y nos unimos a ellos con entusiasmo.

A pesar de intentar con todas mis fuerzas evitar las miradas de Paul, era bastante complicado cuando él era el que insistía en encontrar la suya con la mía. Pronto, olvidé a nuestros acompañantes, deleitándome en su voz grave y seductora y en sus dedos finos recorriendo todo el diapasón de la guitarra. Cuando volví en mí, George y Aly se habían ido.

Yo: ¿Dónde están los otros? – pregunté frunciendo el ceño.

Paul: Se fueron hace un rato, dijeron algo de un té o algo así. – levantó su mirada para verme – Tienes una voz hermosa,  me encanta.

Me sonrojé apenada y sonreí tímidamente.

Yo: Bueno, la tuya no está nada mal.

Me respondió con una sonrisa y empezó con los primeros acordes de “I Need Your Love Tonight”. Me acerqué a él y cantamos a dúo una de mis canciones favoritas del Rey. Cuando la canción terminó, estaba oscureciendo y nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración en mi piel.

X: Vaya, vaya, pero mira quienes son. La pareja del año.

La voz sarcástica era reconocible en cualquier lugar del mundo. Levanté la vista separándome de Paul y me encontré con los ojos refulgentes de celos de John. Paul esbozó una sonrisa socarrona.

Paul: Hola John.

Él se acercó amenazante con intenciones no muy amigables, pero yo me levanté antes de que pudiera hacer nada. John se detuvo en seco.

John: ¿A dónde crees que vas?

Yo: No me apetece ver cómo se destrozan entre sí. Voy a casa John.

Y sin dejarlo reaccionar, me fui caminando ligeramente a través de la calle. Estaba por estallar de risa, la situación era tan ilógica que daba miedo. Y eso era muy divertido.

Bueno, aquí está el que sigue :D
Estoy publicando temprano, que raro :S

En fin, antes del resto de la nota, quiero aclarar. Sé que realmente, George se unió a la banda antes de la muerte de Julia, pero la emoción del momento y la relación incestuosa de  Martha y John nos distrajo un poco de la realidad. Así que perdón por el pequeño desliz histórico. 

Ahora síiiiii! Disfruten esto al máximo :)
Ah y Mary, perdón por no incluírte en los agradecimientos pasados, Mónica no me había dicho, pero bueno aquí está ^^

Love ya.

Lady Mary