sábado, 23 de marzo de 2013

Mother you had me, but I never had you...


(NARRA MARTHA)

El piso estaba totalmente cubierto de pintura, las paredes tenían salpicaduras de todas las formas y tamaños e incluso del techo goteaba un rojo sangre sobre mi cama.  Todo mi cuarto era un completo caos, sin embargo no se comparaba ni a la mitad del desastre que yo misma representaba. Tenía todo mi cuerpo untado de pintura de todos los tonos, había desde negro hasta blanco pasando por toda la escala de colores y de mi pelo escurría un tinte café; estaba agotada, me pesaban los párpados y mis músculos no reaccionaban a las órdenes de mi cerebro.

Sin embargo no lamentaba nada de eso, no lamentaba haberme levantado a la mitad de la noche para empezar a pintar la idea que no me había dejado dormir en paz, no lamentaba haber gastado todo mi kit de pinturas y definitivamente no lamentaba haber arruinado mi mejor pijama y toda mi habitación; no lo lamentaba porque simplemente, el resultado había sido perfecto. Era mi primer retrato y era el mejor. Además mi cuarto lucía mejor así.

Un nombre, un s ólo nombre rondaba por mi mente. Stuart Sutcliffe. Ese hombre había encontrado la manera ideal de inspirarme, aunque para ello necesitara toneladas de dolor, de igual forma, siempre me consideré algo masoquista. Su manera de inspirarme era fragmentar mi orgullo en millones y millones de pequeños pedacitos y crear un debate interior en el que mi cerebro simplemente no se entendía con mi corazón. Por un lado quería, anhelaba ir corriendo a sus brazos suplicándole que me perdonara por todo lo que le había dicho, por la forma en que le grité y especialmente por el golpe, que a mi parecer, había sido lo peor de todo.
Sin embargo el poco sentido común que me quedaba pedía suplicante que me alejara de él, que alguien que era capaz de tratarme de la forma en la que él me trató no podía amar realmente.

Sacudí mi cabeza apartando todos esos pensamientos de mi mente. No era momento para migrañas innecesarias. Me senté en mi cama, dejando que mi cabello se untara también de aquel tono carmesí. Miré hacia arriba y una gota me cayó en la frente. ¿Cómo carajos había logrado pintar el techo? Tenía que volverlo a hacer, era realmente emocionante. Me concentré en la pintura y por primera vez en toda la noche me alegré por el hecho de que hubiera peleado con Stu; esos matices, las figuras, todo, no habrían salido de no ser por ése incidente. Tal vez cuando Stu se volviera famoso la podría vender por un buen precio y si no lo compraban, la partiría en pedacitos y la enviaría al inquieto fuego de la eterna chimenea.

*Toc Toc*

Por un instante miré confundida la puerta, como exigiéndole explicaciones. No era posible que alguien estuviera despierto a esta hora, ni siquiera John, había escuchado cuando llegó –sorprendentemente temprano- y en este instante estaría durmiendo sin que le importara el resto del mundo. Golpearon otra vez la puerta y mi respiración se aceleró. ¿Fantasmas? Genial, no acababa de entenderme con los vivos y ahora me visitaban los muertos.

X: ¿Puedo pasar?

Me mordí el labio. No era un fantasma, pero tampoco era mucho mejor.

Yo: Claro Mimi, pasa.

Ella abrió la puerta y miró horrorizada el interior de mi habitación, luego me miró a mí y puso su mano en su rostro desesperada.

Mimi: Por Dios querida, sólo mira cómo estás untada toda de pintura, pareciera que te la hubieras echado en ti en vez de en el lienzo. En ti y en las paredes… ¿cómo lograste pintar el techo? Esto va a estar complicado de limpiar…

Yo: Eso es lo de menos, ahora no me importa en absoluto. – dije con un tono tan neutral que parecía de ultratumba. Abrió sus ojos con sorpresa y yo junté mis cejas confundida por su reacción – Digo, el resultado lo vale… no es como si me fuera a suicidar o algo así.

Y entonces por primera vez desde que había entrado a la habitación miró hacia mi cuadro. Soltó un jadeo de sorpresa.

Mimi: Es impresionante… - atinó a decir.

Yo: Lo sé… lo amo. – suspiré satisfecha.

Mimi: ¿Al cuadro o al modelo?

Palidecí y tosí incómoda. Ella se sentó a mi lado alejándose de la pintura goteante que en ese instante empezaba a secarse y me observó con una mirada comprensiva. Nunca antes me había mirado así, era una sensación extraña. Cómo esos momentos madre-hija en las películas… Se sentía asombrosamente cómodo, más para mí que nunca había tenido una.

Mimi: Cariño, puede que yo sea fea y amargada, con un estilo muy a la antigua y que muchas veces no los entienda ni a ti ni a John – la miré con la boca abierta. Era extraño oírla admitir sus actitudes. Miró hacia otro lado como hacía John cuando hablaba de sus sentimientos y siguió hablándome – Pero no soy estúpida y menos con situaciones tan obvias. Hay una gran diferencia entre estar babeando por una persona en plena cena y a la media hora cerrarle la puerta en la cara. Sí, si me di cuenta y me lo acabas de comprobar con esta obra de arte, y es que este tipo de cosas no salen de la nada. Es como si estuvieras gritándole al mundo que Stu es tu vida.

Yo: Pero Mimi, la vida puede llegar a ser muy cruel. – sollocé con los ojos llenos de lágrimas. Maldito sentimentalismo, no podía con esos discursos que exponían la verdad de forma tan directa.

Ella me abrazó y lloré desconsolada por segunda vez en ese día. ¿O por primera? Sí, ya debía ser de madrugada. No estaba acostumbrada a llorar o demostrar tristeza frente a alguien, mucho menos frente a Mimi; supongo que era resultado de vivir con John demasiado tiempo.

Mimi: Vamos querida, estás joven aún para llorar de amores, duerme un poco y déjalo ser. Si el amor es verdadero sobrevivirá, si no lo es, no puedes hacer nada. Ya habrá una respuesta.

Asentí y me limpié la nariz con un pañuelo. Limpié mi cara superficialmente, me acosté en mi cama y caí en un sueño profundo, como hacía rato no tenía…


X: Cariño cálmate, todo estará bien muy pronto, volveremos a estar juntos. Hija no llores, todo estará bien.

¿Qué? ¿Hija? ¿De qué habla? ¿Me reuniré con quién? De la nada aparecieron dos personas, una mujer y un hombre que se veían bastante felices juntos. No tenía ni idea de quienes eran, pero de nuevo volvió esa sensación de que los conocía de antes. Como si fueran mis…. mis verdaderos…. padres.  Los miré sorprendida y reconocí rasgos familiares míos en ellos…. No podía ser…

Xhombre: Sin ti nada es igual dulzura, vuelve con nosotros, nos haces demasiada falta.

¿Volver? ¿Volver a dónde? Su vestimenta no lucía normal, la mujer vestía un pantalón de cuero ¡un pantalón! Y él una camiseta ajustada que lo hacía lucir bien. ¿Qué tipo de ropa era esa? Un mono con alas se apareció a su lado y se los llevó… Por algún motivo, fue lo único que me pareció relativamente normal de toda esa locura.

X: Martha… ¡MARTHA DESPIERTA IDIOTA!

Abrí mis ojos de sopetón y lo primero que vi fue la no tan bella cara de mi hermano que sonreía burlonamente. Estúpido… esta vez no se salvaba.

Yo: ¿PORQUÉ CARAJOS SIEMPRE INTERRUMPES MIS SUEÑOS? Voy a quitar un día esa maldita escalera que hay en tu ventana y veremos qué tan divertido es arruinar la existencia de otros. –grité enojada pegándole en el hombro. Él soltó una carcajada y se acercó maliciosamente.

John: Te quejas demasiado idiota… pero bueno ¿quién es ese al que llamabas tan desesperadamente? ¿A dónde vas a volver?

Yo: Te llamaba a ti hermano querido, no sabes lo emocionante que es soñarte; ahora ¿me dejarías dormir otra vez? – gruñí sarcástica.

John: Disimula que quieres volver a verme en sueños encanto, mis chicas se enfadarán.

Yo: Por favor, tu única chica es tu guitarra y me confesó que te engañaba con el bajo de Bill Smith.

John: Ah, pero el que la toca soy yo, no Bill.

Enarqué una ceja cuando capté el doble sentido y me acosté de lado en mi cama, dándole la espalda.

Yo: Fingiré que no escuché eso. Ahora largo de aquí, quiero dormir unas horas más.

John: Claro, debes estar muy cansada por el golpe que le diste a Stu… Así me gusta chica ruda, por supuesto que te dejaré descansar. – dijo levantándose con rapidez y saliendo de mi cuarto. Me enderecé irritada ¿Cómo lo supo el idiota?

Yo: JOHN WINSTON LENNON, ¡VUELVE AQUÍ EN ESTE INSTANTE!

Escuché risas provenientes de su habitación y a Mimi despertándose en la de ella… Oh, esto iba a ser muy divertido.

Yo: JOHN, ¿A QUÉ HORA LLEGASTE ANOCHE? MUY EMOCIONANTE LA FIESTA, ¿CIERTO?

No había acabado de decir la última palabra cuando ya estaba a mi lado tapándome la boca. Solté una carcajada.

John: ¿Muy gracioso? Si no te callas le diré a Mimi todo sobre tú y Stu… Sí, eso sí será gracioso.

Yo: Ella ya lo sabe, creo que no es algo que se pueda obviar mucho… - respondí soltándome. Él me miró sorprendido.

John: Dime cómo se enteró.

Yo: Dime cómo te enteraste de lo que pasó con Stu.

John: Touché – susurró levantándose y yéndose a su habitación. Golpeé su nuca con una almohada cuando estaba en la puerta pero no prestó atención, así que me acosté de nuevo y me sumí en un profundo sueño…

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Me deslizaba suavemente sobre el hielo, mientras por mi mente se arremolinaban los recuerdos de mi sueño. ¿De verdad eran mis padres? ¿Por qué parecía venir de otro tiempo… de otra dimensión? ¿Dónde estaban?
Con tantas preguntas sin respuesta y si a eso le sumamos todo el lío que tenía con Stu, no parecía descabellada la idea de ir a patinar un rato a la pista de hielo completamente sola, como si fuera una criminal rechazada por la humanidad. Y es que todos ahí tenían un acompañante, había parejas de novios, amigos, hasta familias enteras y me veía rarísima ahí, sola entre tanta gente. Aunque la verdad no es que eso me interesara mucho, tenía suficiente con mis cavilaciones como para ponerme a atormentar a otros con mi presencia.

No le iba a contar nada sobre el sueño a Ashley, ni a George ni a nadie. Ya de por sí parecía demasiado loca como para que pensaran que había perdido la cabeza por completo. No, era mejor guardarme mis sueños extraños para mí.

Estaba tan demencialmente distraída que no me fijé que había chocado con alguien hasta cuando ya estaba en el suelo totalmente cubierta de hielo. Busqué alrededor al desafortunado que había derrumbado por mi descuido y me di cuenta de que era una niña de no más de diez años. Recordé haberla visto con alguien mayor que parecía su padre dar vueltas ágilmente por la pista, y cómo me había maravillado ante su fluidez de movimientos.

Yo: Oh cómo lo siento, estaba muy distraída y no me fijé en lo que… - frené mi disculpa en seco y la miré sorprendida. ¡Era idéntica a Stu! Parpadeé varias veces para convencerme de que no era mi imaginación o el remordimiento por haberle hecho a Stu lo que le hice… No, no era yo. La chiquilla era casi una copia de él, en versión femenina claro, y algo más pequeña. Tenía un rostro angelical y una sonrisa muy dulce que transmitía confianza; y un sentido maternal que hasta ese momento ignoraba que existía, se disparó al instante.

Con ternura y casi como si estuviera tomando una porcelana con los dedos la levanté y le invité algo de comer. Ella aceptó con un asentimiento de cabeza y nos sentamos en una mesa de la cafetería luego de comprar unas galletas de chocolate.

Yo: Y bueno, ¿cómo te llamas? – pregunté ansiosa por saber si estaba relacionada con Stu de alguna forma.

X: Mi nombre es Valentina Sutcliffe – respondió con una voz de campanillas. Mi corazón saltó al oír su apellido - ¿Cuál es el tuyo?

Yo: Me llamo Martha Lennon, un gusto – dije sonriendo – Vaya que tenías hambre dulzura, ¿te gustan mucho las galletas de chocolate?

Valentina: Sí, bastante – dijo acabándose la última de ellas – mi mamá solía prepararlas siempre que volvíamos de patinar… es como una tradición.

Yo: Bueno, debe ser una excelente cocinera… ¿dónde está ahora?

Ella se atragantó con la leche que tomaba en ese instante y miró hacia un lado con tristeza.

Valentina: Ella… murió hace poco de cáncer. Extraño sus galletas… - susurró mientras una lágrima cargada de dolor se escurría por su mejilla. Me acerqué a ella sintiéndome como la peor persona del mundo y la abracé. Ella hizo lo mismo – La extraño.

Y estalló en llanto. La abracé con más fuerza tratando de transmitirle así todo mi apoyo, y se calmó un poco. Luego de un tiempo, se separó de mí sonriente, como si sólo hubiera sido un lapsus para asustarme, como si no hubiera pasado nada. De no ser porque la había visto llorar con mis propios ojos y porque había empapado mi blusa, ni me habría imaginado que había llorado.

Yo: Disculpa por preguntar eso, no fue mi intención hacerte sentir mal – ella solo asintió – pero ¿entonces con quien vienes?

Valentina: Ah… bueno, mi papá está por allá, dijo que quería patinar en solitario un rato… - dijo señalando a un hombre que patinaba pensativo por la pista. Un hombre que definitivamente conocía.

Yo: ¿Y qué tal si te llevo hasta él?

Valentina: No te preocupes, puedo ir yo sola. Un placer conocerte Martha Lennon, nos veremos luego – dijo destilando autonomía y dirigiéndose a la pista. La miré asombrada, pero sonreí.

Tomé mis cosas y me fui a mi casa. De camino me di cuenta que no todo era malo después de todo… todavía existían ángeles con apariencia humana entre la soledad del mundo.

Well, well aquí está, otro capítulo más. Me gustó como quedó, pero a lo mejor son solo malas impresiones mías, así que... ¿qué les parece? 
¡Valentina apareciste! *Entrevista de CNN* ¿Qué se siente ser la hermana de Stu? Porque eres su hermana, ¿cierto? ¿Cabe la posibilidad de que seas su hija, prima, nieta, sobrina..? 

Rita: Lo sé, eso le pasa por ser tan sexy e.e JAJAJAJA POBRE STU! El no tiene la culpa, es víctima de las retorcidas ideas de mónica (? jejejej besos y suerte en la "competencia!" :D
Aly: No, no habrá papelitos, absténganse de suicidarse XD jajajaja ESPERO EL DIBUJO! Sí, si yo fuera sus padres lo encerraría en la torre más alta para que dejara caer su cabello y sus fans pudieramos subir por él *-* ok no. PERO SIGUE VIVO, ES LO BUENO!!! Ah. 
Valeria: Pobre, pobre George, es el mártir de Martha :) No creo que monica haga sufrir mucho a Paul... PERO YO SI! >:D muehehehehe Nah, yo tampoco, circulará un virus de insomnio por el mundo?
Valentina: Calmada chica, ya estás mira y estoy segura de que lo harás sufrir... LO MERECE!!! mua
Sánchez: Me halaga que nos leas en matemáticas, me siento corruptora de mentes :D Aquí está tu capítulo, no me mates!!!

BUENO Y AHORA SÍ LA HORA DE LA VERDAD, EL DESAFÍO A MUERTE (ok no) DE ALY Y RITA ESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS: 

"¿Cual sería su cita ideal con Harrison? Deben describirla MUY BIEN y será la jueza del inframundo la que decidirá... osea mónica (sin ofender, darling :D)

Saludos de Mónica que está castigada por orden de su padre :D creo...
Sueñen con Paul! 

Lady Mary.

viernes, 15 de marzo de 2013

Bad Day

Ellos se separaron bruscamente y me miraron alarmados, pero luego de unos segundos se relajaron.

Martha: Ah, solo eres tú. Creí que eras Mimi.

Yo: Hablando de Mimi, me pidió explícitamente que no profanaran su casa, así que par de caramelos, será mejor que bajen a comer de una vez o ella subirá.

Stu: Sólo mírate Johnny, todo un amo de casa. – y estalló en carcajadas.

Le di un puñetazo en el hombro y ambos reímos. Martha nos miró como si fuéramos maniáticos y pasó por delante nuestro adelantándose a bajar.

Yo: Contrólate Stu, recuerda que es mi hermana y si le llegas a hacer algo…

Stu: No me lo perdonaría ni yo mismo John. No te preocupes, ella está a salvo conmigo.

Llegamos y nos sentamos a la mesa; obviamente los enamorados se sentaron frente a frente mirándose como idiotas. Y Mimi ni se daba por enterada.

Había sido muy fácil descubrirlos. Una tarde estaban muy románticos en el parque y yo “casualmente” pasé por ahí. Los había estado siguiendo por días y los encontré con las manos en la masa. Oh sí, mucho material de chantaje.

Martha me había rogado que no le dijera a Mimi y yo prometí que no lo haría con la condición de que me ayudara en mis salidas nocturnas. Ella aceptó de inmediato.

De todas formas, estaba preocupado por ella, no quería que se hiciera daño, y mucho menos con Stu. Pero obviamente, jamás lo admitiría.

Mimi: Johnny, compórtate en la mesa.

Martha: Pareces un cerdo, comes por todas partes menos por la boca.

Yo: Bueno querida, yo soy hombre, tú no tienes excusa. – le respondí con la boca llena.

Martha: ¡Estúpido! – exclamó con un gesto dramático y me lanzó un ravioli a la cara. Mimi se levantó enojada.

Mimi: ¡Ya no más! No permitiré que se hablen de esa manera, y menos en el comedor.

Con un esfuerzo impresionante controlamos la risa y comimos en silencio. Terminé mi comida pensando en cómo vengarme de mi “delicada” hermana cuando noté que Stu y Martha se habían agarrado de la mano y se miraban tiernamente. Par de cursis.

Mimi se dirigió a la cocina y yo hice lo mismo.

Yo: Si me disculpan, me iré de aquí antes de que tanto amor me haga vomitar la deliciosa comida de Mimi. Sería un enorme desperdicio, ¿no creen?

Me miraron asqueados y salí del comedor sintiéndome satisfecho.

(NARRACIÓN MARHTA)

Maldito John. Estúpido sin cerebro, aún no comprendía cómo era que había logrado crear una banda. Sin embargo eso no importaba, el rostro de Stuart era lo que acaparaba toda mi atención en ese momento. Cuando terminamos de comer, lo acompañé a la puerta. Nos quedamos mirando unos segundos.

Stu: Adiós preciosa, que duermas bien.

Yo: Te deseo lo mismo – lo besé y luego me abrazó.

Stu: Voy a soñar contigo – me susurró al oído, haciendo que mis nervios ya de por sí a flor de piel se estremecieran- Y mañana pasaré a recogerte.

Yo: No te preocupes por eso, iré sola. – dije por costumbre y porque sabía que si pasaba por mí, llegaría tarde. Él me miró sorprendido y me soltó.

Stu: Me extraña que pienses eso… pero voy a venir por ti te guste o no.

Yo: Eso suena demasiado autoritario, ¿no crees?

Stu: Eres mi chica, te puedo hablar como quiera – espetó molesto. Yo sabía que en condiciones normales ni se le habría pasado por la mente hablarme de esa forma, pero no entendía por qué estaba enojado y eso a su vez me enojó a mí.

Yo: Claro, como el señor mande. – gruñí sarcástica y me dispuse a entrar a mi casa, pero él me agarró del hombro y me volteó hacia él.

Stu: Vamos, no te pongas así, y menos por una bobada.

Yo: ¿De qué bobada hablas? Me estabas tratando como si fuera una sirvienta.

Stu: Estás exagerando,  te hablé como lo merecías.

Yo: ¿Qué? Yo no hice nada, solo dije que no era necesario que vinieras por mí mañana.

Stu: ¡CLARO QUE VENDRÉ, TÚ NO ME DICES QUÉ HACER! ¡AQUÍ VIVE MI MEJOR AMIGO Y PUEDO VENIR CUANDO SE ME DÉ LA GANA! – gritó con rabia. Yo estaba aterrada. ¿Por qué se estaba comportando así? – Pero claro, si prefieres te dejaré sola, así podrás ocupar tu mente con otra persona.

Solté un jadeo incrédulo. Así que eso era… estaba celoso.

Yo: No pienso permitir que me trates de esa forma sólo por conjeturas de tu mente celosa. No soy una perra, Stu.

Me miró indiferente, de la misma manera en la que miraba John cuando quería dejar clara su posición de macho alfa. Esa actitud me molestó.

Stu: Nadie está completamente seguro de eso, todas las mujeres son pu…

No pudo terminar su oración porque su cara se estrelló contra mi mano. La bofetada que con más rabia que había dado en toda mi vida se la había dado al hombre que amaba. Me miró sorprendido e iracundo, pero no le presté atención. No importaba ya.

Yo: ¡NO TE ATREVAS A HABLARME ASÍ! ¿Quién crees que soy, una de las putas con las que te acuestas en las fiestas para que me trates de esa forma? ¡YO NO TENGO PORQUÉ AGUANTAR ESTO STUART SUTCLIFFE! – grité. Estaba temblando de rabia y empezaba  a sentir los síntomas típicos de la migraña por estrés. Decidí que no valía la pena seguir hablando con semejante estúpido y entré a la casa.

Stu: ¡BIEN, TE DEJARÉ SOLA MAÑANA, ASÍ TE PUEDES BESUQUEAR CON GEORGE TODO LO QUE QUIERAS SIN QUE YO INTERRUMPA! ¿ES ESO LO QUE QUIERES? ¿AH?

Yo: ¡CÁLLATE IDIOTA! – dije con una rabia que no había sentido nunca antes y le cerré la puerta en la cara. Gruesos lagrimones empezaban a correr por mis mejillas cuando apareció Mimi en el corredor.

Mimi: ¡Por Dios! ¿Qué fue todo eso?

Yo: Nada Mimi, una pelea con Stu, él… me enojó un poco, es todo. – dije tratando de contener el llanto. No esperé a ver la reacción de Mimi, simplemente fui escaleras arriba hacia mi habitación, con tan mala suerte que tropecé con la persona menos indicada en esta situación… Maldije desde el suelo.
 

John: ¿Qué ya no te fijas ni en dónde pones tus pies? Debes ir a un doctor, la torpeza puede ser crónica.

Yo: ¿Y cómo se supone que no tropezara contigo si estás sentado en la mitad del corredor? ¿No puedes ser más estúpido? – grité mezclando mi enojo con lágrimas.  Al verme llorar adoptó de inmediato su posición de hermano protector y soltó la guitarra con la que había estado ensayando en el suelo y la razón por la que me había tropezado.

John: ¿Quién te hizo eso? ¿Fue Stuart, verdad? El maldito va a pagar por lo que hizo…

Yo: No es tu asunto Winston, deja a Stuart en paz. – gemí desconsolada y entré a mi habitación.

Conocía a John enojado, era capaz de matar a una persona solo por defender lo que quería pero a pesar de todo, todavía amaba a Stu lo suficiente como para ahorrarle la ira de mi hermano. Tal vez era por eso que me dolía tanto.

Puse a Little Richard en el tocadiscos que me había regalado Julia y me acosté en mi cama… luego pintaría algo, todo esto me había dado una idea que se veía prometedora. Lloré hasta que me quedé dormida.

(NARRACIÓN JOHN)

Obviamente había sido Stu, pero por alguna razón ella no quería que lo hiciera sufrir. ¿Porqué las mujeres eran tan masoquistas? Me daba igual, la había herido, justo como yo le advertí minutos antes que no hiciera y ahora pagaría.

Recordé que nos encontraríamos para ir a una fiesta, y si tenía suerte, estaría esperándome. Oh, él no tenía idea, lo iba a hacer trizas.

Salí de casa y busqué a Stu por todas partes, pero no lo encontré cerca, así que empecé a caminar solo. A unas pocas cuadras, me encontré con una pelea callejera y pensé que tal vez eso me animaría un poco. De todas formas tenía que desquitarme con alguien.

Eran dos muchachos, pero en realidad solo peleaba uno, el otro estaba en el suelo y parecía inconsciente. El chico parecía dispuesto a matarlo a golpes y ya que lo último en lo que quería involucrarme era en un homicidio, decidí irme. Pero entonces reconocí esa cara. Maldito.

Yo: ¡Mierda Stu, ¿qué haces?! ¡Vas a matarlo estúpido, suéltalo! – dije sujetándolo de la espalda y separándolo del muchacho inconsciente. Su rostro me parecía familiar…

Stu: ¡No te metas Lennon! Este idiota quiere quitarme a Martha y no se lo pienso permitir. ¡Suéltame! – gritaba mientras intentaba soltarse. Observé al chico tendido en el suelo y comprendí porqué se me hacía tan familiar. Era George Harrison, el salvador de mi hermana; tendido en el suelo con sangre brotando profusamente por su nariz y con grandes moretones por todo el rostro. Stu había dejado de forcejear y lo solté para comprobar de cerca el estado de George. No se veía nada bien.

Yo: ¿Estás demente? ¿De qué te va a servir estar en la cárcel por asesinato? Dudo que Martha quiera salir con un homicida. – lo regañé mientras trataba de contener la sangre con mi chaqueta. Funcionó luego de un rato, durante el cual Stu se movió nervioso de un lado a otro. Me levanté.

Yo: Creo que es mejor llevarlo a su casa, ¿no crees?

Stu: Tienes razón… ¿está bien? No puedo creer que estuve a punto de matar a alguien…

En ese instante se movió y abrió los ojos con dificultad. Había recuperado el conocimiento. Le dije por señas a Stu que se ocultara y él se apartó sin mayor problema.

George: Tú… me pareces… familiar… - dijo en un quejido leve.

Yo: Sí George, soy John Lennon el hermano de Martha. Tienes suerte, sin mí hubieras muerto, ese tipo parecía rudo.

George: ¿No era… tu amigo? – dijo tratándose de incorporar. No lo logró.

Yo: Pfff claro que no. Era un tipo rudo, grande, viejo… no lo conocía y él no a mí. – mentí. No sé porqué lo hice, debí dejar que se pudriera por lo que le hizo a Martha. Lo ayudé a ponerse en pie.

George: Gracias por todo. Mi casa está a una cuadra, creo que puedo llegar solo.

Yo: Claro… Nos vemos luego, supongo.

George se fue tambaleando hasta su casa. Pobres padres, ya era la segunda vez que llegaba herido. Bueno, era demasiado joven para salir de casa tan tarde, era su culpa en parte. Stu salió de las sombras.

Stu: Bueno, al menos no está muerto. – suspiró aliviado. Sonreí irónico y lo empujé contra la pared. Él me dio un puñetazo y empezamos una pequeña pelea que terminó cuando ninguno de los dos pudo soportar más golpes. Nos separamos adoloridos.

Yo: Te advertí que no hirieras a mi hermana. – jadeé apretándome el estómago. Él me miró arrepentido.

Stu: Lo sé, no me lo puedo perdonar. Cuando ella entró a la casa, yo salí enojado para la mía pero por el camino me di cuenta de que había sido un estúpido. Así que fui a buscar la causa principal de todo este lío: el tal George. Fue fácil, el flacucho ni me vio venir y si no hubieras llegado, probablemente estaría muerto. Ponte un punto extra por buen ciudadano.

Yo: Eres un idiota. Estamos hablando de Martha, ¿recuerdas? Esa niña te adora. Además es demasiado santa para hacer las cosas que tú sí haces, matar por celos es una de ellas

Stu: Ah, tú no entiendes. No viste lo que pasó.

Yo: ¿Pasó algo que te hizo dudar de ella? – dije sorprendido. Martha siendo infiel… no lo creía.

Stu: Pues verás… hoy cuando iba camino a tu casa vi a Martha en el parque muy feliz con George. No pensé que ella fuera capaz de traicionarme, así que me quedé a espiarlos. Estuvieron tan cerca de besarse John, no puedo creer que me hiciera eso. Tan… sonriente, me sentí devastado.

Yo: ¿No te has dado cuenta? Ella sonríe por todo y es buena amiga de George, nada más. Es así con todos, menos contigo, contigo sus ojos brillan de una forma especial.

Stu: Sí… la verdad que tiene unos ojos bellísimos…- sonrió como embobado. Volteé los ojos. Malditos enamorados, no piensan en nada más. Caminamos hacia mi casa.

Yo: Y bueno, si ibas a hacerle una escena de celos ¿porqué no la hiciste desde el inicio?

Stu: Lo iba a hacer, pero no me pude resistir, es demasiado linda.

Yo: Obviamente, es mi hermana. – reí. Ambos reímos. Era imposible estar enojados, simplemente no se podía. Llegamos a mi casa y nos sentamos en la puerta.

Stu: Entonces… ¿tocas la guitarra en tu banda? ¿Cómo lo haces si no tienes idea?

Yo: Bueno, todo es por Julia. Me enseñó algunos acordes de banjo y los adapté a la guitarra, y creo que por eso toco de una forma terriblemente anormal. Pero no importa ¿sabes? , esto va a funcionar. Será mi futuro.

Stu: Eso espero, es para lo único que no eres un inútil.

Le di un codazo y nos reímos. Hablar del futuro reavivó mis esperanzas y a medida que pasaba el tiempo, me convencía más de que esto era en serio, no solo un hobby, sino una profesión. Por supuesto, personas como Mimi dudaban de eso, pero no importaba. Solo importaba que yo sabía que iba a funcionar. Y claro que lo iba a hacer.

Stu se despidió y me dirigí a la ventana de mi cuarto, subiendo por la escalera que había ocultado ahí. Era la primera vez que subía sobrio. Qué horrible sensación.
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Hola chicas por fin puedo subir un capitulo es genial.
Bueno emm primera pelea que les parece ? no pregunten que pasara por qué no les diré.
perdón por ese horrible titulo pero no soy muy buena para esto
ahora aviso especial para las señoritas interesadas en el sexy George Harrison a partir de mañana colgare hare una pequeña y muy simple prueba para ver quién se queda con el así quye preparadas.
Aly McLinne y rita *0*: chicas cálmense muy pronto tendrán a un George real si mueren y logran llegar al cielo, ajjaja ok no pero enserio pilas ajja quiero ver su competenciaalentina: bueno pues no apareciste hoy pero tal ves después ajajja tienes que entender que no es que sea muy fácil meterte en todo este cuento.
Valeria: ajjaja no seria incapaz de matar a mi paúl no eso jamás lo haría, que a hora a todo el mundo le dio por hacer algo malo?
NATURAL ART(Sánchez):oh bonita amiga nos e que decir obvio que me quieres porque soy yo jajaja

 

lunes, 11 de marzo de 2013

holas


jajaj hola pequeñas muajajja ah verdad que mis ideas son geniales ok no ya ahora me dedicare a responder cometarios:

vale: jaja que linda,si estas ASI sin siquiera aparecer no te quiero ver cuando salgas ajjaj sera epico.

AlyMcLinne: hola querida jajaj que revuelto de cosas john mimi ajjaja george dándote clases tal ves pase querida si aceptas a un zombi. amaria estar en el tuyo wow seria famosa lo que seria genial si me haces aparecer te lo agradecere y te pagare con un beatle muajajaj

rita *0*: primero wow me dejaste sin habla con tu nuevo fic me mato esta genial ahora si con este jajaja ya se que me amas haber soy Mónica da ok no ,pero cálmate las cosas llegan a su debido tiempo jejej tal vez ponga a un sexy George con una persona x y haya 1313 ok no olvida eso, enserio pepperland y un shampoo son el colmo

Natural Art (alias Sánchez): ajja no me cansare de esto te amo amiga mia enserio eres la mejor gracias por la super idea te amo a y otra cosa perdon por no agradecerte antes pero ah estaba mas dormida que despierta,pequeña se supone que eres mi hija y estas orgullosa de una madre como yo ajajja

Valeria:ah verdad que es muy tierna oh paul and lassie lo amo a mi me mata , oh por dios las dudas e intrigas son geniales y debes saberlo por que todo el mundo lo hace, subiremos el capitulo mas aterrador y funesto del mundo muajjaja todos moriran ok no, el caso te quiero.
 
nota:perdonenme por las babosadas escritas pero la crema chantilly me trae loca.
        me estan sobornando eso es trampa pero las dejare la que gane le dare el mejor papel ok  eso no pasara. el caso pequeñas las  adoro no seria nada sin ustedes 
 

domingo, 10 de marzo de 2013

Look what you've done!


Escuchamos ruidos afuera de mi puerta y volteamos alarmados.

John: ¿Martha? Llegó Mimi. ¿Qué haces? Voy a entrar.

Yo: ¡Va a entrar! Sal de aquí, ¡rápido! – exclamé en susurros y empujé a Stu por la ventana. En último momento se me ocurrió que tal vez la caída lo mataría y miré hacia abajo preocupada. Había caído sobre el tejado.

Yo: Pensé que te había matado – dije con un suspiro de alivio.

Stu: Bueno, tampoco es que haya sido la caída más cómoda – se quejó mientras se ponía en pie y se arreglaba la ropa. El picaporte empezaba a dar vuelta y cerré la ventana, no sin antes gesticular un “¡Lo Siento!” y atrapar un beso volador que me había lanzado.

John: ¿Con quién hablabas?

Yo: Conmigo misma, tú sabes cómo soy, suelo hablar y hablar y hablar sin parar, no es como si alguien hubiera estado aquí, me gusta hablar sola ¿sabes? ¿Ya llegó Mimi?  Qué bien, en un momento bajo, de hecho bajemos ahora, tengo un hambre mortal. – dije tratando de no sonar nerviosa – dudo que haya funcionado- y salí de mi cuarto arrastrando a John conmigo.

John: Ey, ¡con cuidado que eso duele! – dijo soltándose de mi gancho opresivo- ¿Porqué tanto afán? ¿Qué escondes?

Yo: Son demasiadas preguntas, ¿no crees? Suficiente vamos a comer.

Volteó los ojos y nos sentamos a la mesa… Yo sabía que sospechaba algo, pero no lo descubriría. O por lo menos, no por ahora.

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Fui varias veces a los ensayos de The Quarrrymen a la casa de Colin Hanton, el nuevo baterista, y me sorprendió bastante cómo mejoraban cada vez. Digo, no es que fueran la súper banda, pero por lo menos ya no sonaban como un perro persiguiendo una lata vacía.

Ir a sus ensayos incluía soportar los continuos coqueteos de Pete, lo cual era algo molesto, pero ya que a John tampoco le agradaba la idea de que algo pasara entre nosotros, la tortura duraba relativamente poco. Algunos puñetazos y ya, nada inusual.

Bill nunca iba y tras una investigación sigilosa – prácticamente habían irrumpido en su casa – descubrieron que estaba demasiado ocupado con Diane. Obviamente lo echaron de la banda, y del proceso no salió ileso. Lo reemplazaron con Len Garry. Ese chico me caía bien, aunque tocaba desastrosamente.
Nigel Whalley había insistido en ser su “mánager” y ahora tocaban en varios sitios apartados. Me agradaba eso, mantenía a John suficientemente ocupado como para meterse en mis asuntos.


Estaba sentada a la orilla de un lago tratando de pintar un atardecer. Últimamente las tareas, las lecciones de George y todo el asunto de la banda de John me habían tenido muy ocupada como para dedicarle tiempo a Stu o a mí misma. Casi no me veía con él, pero cuando lo hacía, dentro de mí saltaban mariposas, haciendo esos momentos realmente especiales.

Y también momentos como éste, en los que me podía encontrar con mi yo interior. Stu me había enseñado a pintar, a él le fluía como si fuera una extensión de sí mismo en todo su esplendor y pudiera hablar sin necesidad de palabras. Por algún motivo, pasaba algo similar conmigo, aunque mis pinturas eran aún demasiado amateurs; de todas formas me ayudaba a relajarme y a conectarme con mi novio –amaba decir eso- de una forma cósmica.
Lo que comenzó como un boceto a lápiz, se convirtió en un deseo irreprimible de pintar, así que saqué mis pinturas y me dispuse a agregarle vida a mi obra, pues no quería perder los colores exactos de lo que veía. Empecé a dibujarlo todo, los capullos de flores delicadamente ubicados en un lugar perfecto, la imponente copa del árbol sobre el que me recostaba, el sol en todos sus matices y aquella pareja de patos, indiferentes a lo que los rodeaba.

Pero justo en el momento crucial en el que necesitaba toda la paz y el pulso existentes, algo rompió el perfecto equilibrio en el que me encontraba. Ese algo me tumbó al piso junto con todas mis pinturas y siguió corriendo. Bufé irritada y me levanté en busca del causante del caos reinante a mi alrededor. A lo lejos divisé a una enorme Pastor Collie, que había dejado huellas de pintura tras de sí y que jugaba sin que le importara mi creciente enojo.

Estaba a punto de ir directo a ahorcar a ese perro estúpido cuando oí una voz jadeante tras de mí, una voz que conocía bien…

X: ¡Martha! Ayúdame a atraparla.

Yo: ¡Claro que lo haré George, la atraparé para matarla! – escupí con ira y fui tras la perra.

Luego de un correteo rápido logré atraparla y la tumbé al suelo. Obviamente no iba a matarla, solo le daría unas cuantas patadas… o esa era mi intención. En cuanto la tuve cerca contemplé esa inocencia típica perruna y me senté derrotada. Era imposible hacerle daño a algo tan blanco, algo tan hermoso. En eso llegó George.

George: ¡Gracias! En serio que me salvaste, no sé qué habría hecho sin ti. – dijo fatigado y se sentó a mi lado. Miró a la perra y luego me miró a mí, que estaba acariciándola tiernamente y entonces notó que estaba llena de pintura. De hecho, ambas estábamos llenas de pintura.

George: ¡Oh Dios, cuánto lo siento! Te arruinamos la pintura y además te ensuciaste toda. Perdóname, te lo pagaré de alguna forma…- empezó a ponerse nervioso y a hacer gestos con las manos. Yo sonreí divertida y luego lo miré.

Yo: Oh vamos, no pasó nada. Ya habrán otros atardeceres- respondí sonriendo. Él se sonrojó un poco y se disculpó otra vez. Le repetí que no tenía importancia y me dirigí hacia el desastre de pinturas que estaba un poco más allá. Él me siguió, acompañado por la collie y me ayudó a recogerlo. Cuando terminamos, nos sentamos en el pasto y ella se acomodó entre los dos. Suspiramos con alivio.


Yo: Vaya que esta chica puede traer problemas ¿ah? – dije mientras la acariciaba.

George: Sí, la verdad que Margarita puede ser conflictiva – rió y le dio unas palmaditas en el cuello. Ella le lamió la mano.

Yo: ¿Margarita? Qué lindo nombre… ¿Cuánto tiene?

George: Ocho meses…

Yo: Ow, quién es una ternurita, aunque arruinaste mi cuadro perfecto, eso no te lo perdonaré. – dije con una voz tremendamente cursi que terminó en una amenaza bastante terrorífica.

George: Es un animal Martha, no creo que te entienda. Y si lo hace quedará con un trauma psicológico por amenazarla de esa forma.

Martha: ¡Pero qué dices! Es una perrita muy inteligente, obviamente me entiende. ¿Cierto que sí? ¿Sí? ¿Quién me entiende? ¡Tú! – empecé a hacerle cosquillas en el estómago. – Linda, linda Margarita que no se meterá con mis pinturas otra vez.

George: Ok, como tú digas…  - suspiró y se recostó en el árbol. Estuvimos en silencio un rato.

Yo: Amo tu pelaje, es muy suave. ¿Cómo logras que lo mantenga así?

George se enderezó como saliendo de un sueño. En realidad, creo que lo desperté.

George: No tengo la más mínima idea.

Martha: Bueno Margarita, creo que George no es tu verdadero dueño, cuéntame querida, ¿hace cuanto te raptó?

George: ¿De qué hablas? Claro que soy su dueño y te lo puedo probar.

Yo: ¿Ah sí? Hazlo – lo reté acercándome a él. Estábamos tan cerca que podía observarle alma a través de sus ojos. Tenía un alma preciosa. Él volteó el rostro riéndose.

George: No, no puedo. Louise, mi hermana se encarga de cuidarla, yo solo la paseo. Eso no me hace menos dueño que ella, ¿ok?

Yo también me reí. Se estaba haciendo tarde así me levanté y empaqué mis cosas. Él hizo lo mismo y me ayudó.

George: Gracias por la compañía y lamento que Margarita haya arruinado tu pintura. – dijo apenado, con la mano en el cuello.

Yo: No hay problema, de hecho creo que quedó mejor de lo que planeé. – respondí mientras observaba la pintura. De fondo estaba el boceto a lápiz del paisaje y por encima había huellas de perro mezcladas entre sí. Bastante abstracto, pero me gustaba. - Asegúrate de que bañen a Margarita, ella tampoco quedó muy limpia que digamos

George: Estupendo. No te preocupes, quedará como un ángel  – sonrió enseñando sus dientes blancos.



Al llegar a casa encontré el delicioso olor de los raviolis de Mimi que tanto me gustaban y me dirigí como flotando a la cocina. Hasta ese momento no me había dado cuenta del hambre que tenía. Cuando llegué, quité la tapa de la olla y me comí un ravioli. Sólo uno…

Mimi: ¡Martha, deja de comerte los raviolis, no quedará nada! – exclamó afanada y se acercó arrebatándome la tapa y poniéndosela de nuevo a la olla – Además ¡solo mírate! ¿Qué estuviste haciendo en la tarde, disparándote pintura?

Yo: No estaría nada mal para un juego…- dije chupándome los dedos.

Mimi: Bueno, ¿y se puede saber dónde estabas? Es algo tarde ya…

Yo: Estaba con George, le ayudaba con su perrita. – dije sonriendo levemente.

Ella se volteó un segundo y alcanzó a ver mi sonrisa.

Mimi: Me has hablado mucho de George últimamente… ¿no será que te gusta?

Yo: Claro que no, yo ya tengo nov… tengo otros pensamientos como para andar pensando en George. Además te hablo mucho de él porque me dicta clases extra, ¿lo olvidas?

Mimi: Lo que digas. – sonrió sin creerme demasiado – Cámbiate y avísale a John y a Stuart que bajen a comer. Deben tener un hambre voraz.

¿Stuart? El corazón me dio un vuelco al oír su nombre y mi respiración se aceleró exageradamente. Antes de que Mimi notara algo, le respondí un rápido “Sí claro” y  subí con rapidez.

Entré a mi cuarto apurada y me cambié rápidamente, pero olvidé cerrar la puerta…

X: Sí que tienes una linda espalda…

Salté asustada y me cubrí con la camisa que me acababa de quitar. Stuart estaba observándome travieso desde la puerta.

Yo: Me asustaste, ¿lo sabías?

Stu: Lo siento… ¿te dejo tiempo para que te acabes de vestir o dejamos así? – dijo con una sonrisa pícara.
Le sonreí de vuelta y me puse otra camiseta de mi armario sin preocuparme por responder… o cubrirme más. Oí la respiración acelerada de Stu y su carraspeo incómodo. Me carcajeé y puse las manos alrededor de su cuello.

Yo: Lamento decirte que será todo lo que verás… por hoy.

Stu: Oh, es suficiente… por ahora. – dijo con una sonrisa y me besó arrinconándome contra la pared.

Momentos como este me hacían darme cuenta de que no podría amar a nadie más…

(NARRA JOHN)

Apenas oyó los pasos de Martha por la escalera, Stu había salido corriendo para saludarla. No me importó mucho así que bajé para preguntarle a Mimi por la comida.

Yo: ¿Ya está la comida, Mimi?

Ella se volteó y me miró sorprendida.

Mimi: Por supuesto, mandé a Martha a avisarles que bajaran a comer. ¿Dónde está? ¿Y Stu? No estarán profanando mi casa, ¿o sí?

Solté una carcajada y me dirigí a la habitación de Martha. Cuando llegué, golpeé estrepitosamente, pero al primer golpe se había abierto.

Encontré a los dos tórtolos casi devorándose contra la pared.

Yo: Vaya, vaya…

So, here it is. Mis excusas por hacerlas esperar dearies, y disculpas de Mónica también. Estuvimos un poco ocupadas últimamente, pero aquí está, cortito pero sustancioso.

Rita: ¡Aquí está Margarita! No es un gato, pero well, es encantadora. Reclame el shampoo en Peperland, único con esencia de Beatles concentrada (? Y publica pronto! ;)

Valentina: ¡Controla tus hormonas niña, solo tienes diez años! Ya, pobre palito de colombina, déjalo en paz. Gracias por leer princesa, te quiero <3 Y lo de tu personaje háblalo con mónica, ella posee los secretos del universo (? Mua.

Valeria: Siempre confié que leías :') Extrañaba tus comentarios! Lo sé, lo sé, todas deseamos un Stu <3 En cuanto a tus dudas... asdkfjasñkdf :D

Natural Art (alias Sánchez): Lo sé, somos perfectas, alábanos (? JAJA gracias por leer y comentar, dearie, me hiciste pensar sobre mi futuro...

Aly: YOU ARE HERE! Sabía que vendrías, puedo morir en paz (? Aquí tienes, puro George para ti, y aparecerás yo lo sé, amenazaré a Mónica! :D  Jajaja envía el dibujo ^^ Y luego hablamos de los personajes... nos apareceremos por tu fic ! 

Bye princesas de chocolate con albóndigas, duerman mucho.