martes, 26 de febrero de 2013

THE QUARRYMEN!

Pete:  ¡Hacía mucho no nos veíamos, amigo! – dijo acercándose y dándome un abrazo “masculino”. Nos sentamos en una mesa y empezamos a hablar.

Yo: ¿Cuándo volviste de Blackpool?

Pete: Hace unos días. Pensé en ir a visitarte, pero dijeron por ahí que tu casa se había incendiado, así que preferí no interrumpir. ¿Es verdad que tuviste que limpiar la cocina?

Era impresionante cómo corrían los chismes en esa ciudad…

Yo: Sí, pero en mi defensa, Martha me obligó. La tonta incendió la cocina.

Pete: ¿No habías sido tú?

Yo: No, fue… no importa.- no valía la pena discutir temas absurdos-  ¿Y por qué no estás en la escuela?

Pete: Bueno, lo mismo te pregunto a ti.

Sonreímos cómplices. Nos conocíamos de toda la vida. En el Quarry Bank nos decían “Shennon y Lotton” y siempre, SIEMPRE estábamos en problemas. Era como un hermano. Se había ido hacía unas semanas a Blackpool para visitar a no sé cual pariente lejana, y me emocionaba volver a verlo. Podíamos hacer tantas cosas…

Pete: ¿Y tu hermana? ¿Qué tal está? – preguntó tratando de esconder su interés.

John: Ah sí, olvidaba que te gusta. Está bien, torpe como siempre… sólo mira el incendio que provocó esta mañana. – dije sin mucho ánimo. ¿Por qué todos preguntaban por Martha? – Creo que ahora tiene algo con Stu, pero no estoy seguro.

Pete: Ah… bien por ella- dijo él algo molesto. Desde que tengo memoria, él siempre había estado tras ella, pero ella ni siquiera lo consideraba un amigo. Decía que era demasiado rebelde y que se parecía tanto a mí que sería como salir conmigo. Cuando dijo eso, obviamente me negué a cualquier posibilidad.

Yo: Quiero ir a América- dije distraídamente mientras hacía girar un vaso entre mis dedos. A diferencia de Julia, él no se alteró en lo más mínimo, como si le hubiera preguntado la hora.

Pete: Y bueno, ¿cómo planeas hacer eso?

Yo: Ése es el problema… no tengo la más mínima idea. Había pensado en convencer a Mimi y a Julia, pero…

Pete: Convencer a Mimi es como mezclar agua con aceite, es imposible. Tenemos que buscar otra forma Lennon, no hay que darse por vencidos.

Lo miré sorprendido. Así que me iba a ayudar… excelente. Después de todo, dos cerebros eran mejores que uno. Desvié mi vista hacia una pequeña banda que estaba ensayando y entonces… vino a mí la idea más revolucionaria de todos los tiempos.

Yo: Pete… una banda. – dije como si no necesitara más palabras. Me miró intrigado.

Pete: ¿Qué?

Yo: ¡Sí Pete, una banda! – Salté de mi asiento y me incliné hacia él peligrosamente. Movía las manos emocionado. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? - ¡Podemos ir a América creando una banda! ¡Y además de todo seremos famosos! ¡Nos recordarán durante toda la historia!

Pete: ¿Toda la historia? Eso es mucho tiempo. ¿Y cómo la crearás? No sabes demasiado de música que digamos…- dijo excluyéndose del plan. Ah no, eso no, ya estaba conmigo, no se saldría ahora.

Yo: ¡Pues aprenderé! Como si fuera tan complicado. Además tú me acompañarás, sólo imagínalo, tendrás a todas las chicas que quieras y conocerás a Elvis.

Al escuchar la palabra “chicas” él se enderezó y me miró atentamente.

Pete: De acuerdo John. ¿Y cómo se llamará la banda?

Me levanté de la mesa y pagué lo que había tomado. Estaba demasiado emocionado como para quedarme quieto.  

Yo: Nos vemos en el Quarry Bank, ya habré pensado en el nombre y habré invitado a los integrantes de nuestra banda. Será genial, Pete, no te arrepentirás.

Dicho esto, salí corriendo, dejando a Pete sorprendido.

Por primera vez estaba emocionado de ir al Quarry Bank High School, llegué en un tiempo record.  Al ver el gran letrero que se alzaba sobre los muros, me sentí alentado. ¡Esto sería grande!

Ahora… las personas de la banda. 

Corrí por todo el instituto buscando a una persona… Eric, Eric, ¿dónde demonios…?

Yo: ¡ERIC GRIFFITHS! – grité a todo pulmón cuando lo divisé en medio del lugar. Volteó a mirar, como todos allí. No me importó. Me acerqué rápido, casi violentamente y le agarré el cuello de la camisa.

Eric: ¡Te juro que no me metí con Diane! ¡Ese fue Davis! ¡No me golpees Lennon!

Yo: ¿Diane? ¿Qué Diane? – dije confuso. Recordé a medias y negué con la cabeza - ¡No, no! ¡Concéntrate Griffiths! Tú tienes una guitarra en casa, ¿no es así?

Él asintió asustado.

Yo: ¡Excelente! Nos vemos en los baños en cinco minutos, no te atrevas a faltar. – Lo solté y empecé a caminar hacia otro lado.

Eric: ¿Y qué me darás a cambio? – preguntó recobrando la compostura.

Yo: Chicas- dije volteándome un segundo y saliendo a correr. No faltaría.

Llegué a los baños y sorpresivamente, Pete ya estaba ahí.

Yo: ¿Cómo me encontraste? No te dije en qué parte del instituto encontrarnos…

Pete: ¿En qué otro lugar nos encontraríamos? Te conozco lo suficiente como para saber dónde encontrarte.

Justo en ese instante llegó Eric.

Eric: ¿De qué se trata todo esto Lennon?

Me acomodé sobre un lavabo y ellos se situaron a mí alrededor. Eso me gustó. Sería el líder.

Yo: Vamos a crear una banda.

Pete sonrió y Eric me miró dudoso.

Eric: ¿Y cómo? No sabemos nada de música, a duras penas sé como tocar el banjo. ¿Y Shotton qué?- dijo desafiante. Pete lo miró mal.

Yo: Shotton es mi mejor amigo, Shotton se queda. ¿Qué instrumento tocarás Pete?

Pete: Pensaba en la tabla de lavar. Tú sabes, no se ve complicada de usar…

Yo: Excelente. Yo también tocaré la guitarra, Eric. La conseguiré de algún modo. Pensaba en crear un grupo de skiffle, así que necesitamos por lo menos un bajista y alguien que toque el banjo. ¿Conocen a alguien?

Peter: Bill Smith sabe tocar el bajo.

Eric: Y Rod Davies mencionó que acababa de comprar un banjo…

Yo: Excelente, invítenlos a ambos a la casa de Pete esta tarde. A Smith y a Davies… ¿Rod Davies no era el que se metió con Diane? – Eric asintió y Pete soltó una risotada – no importa, lo necesitamos. Invítalo con la condición de que no la vuelva a ver.

Pete: Lo que digas Alfa. – ambos estaban atragantados de risa. Me reí un poco y luego me puse serio. Me imitaron.

Yo: Chicos, esto va de verdad. Tengo el presentimiento de que seremos grandes, pero tienen que ponerse serios. Cuento con ustedes.

Me levanté y estaba a punto de irme con Pete cuando Eric preguntó:

Eric: ¿Y puede saberse el nombre de esta sensacional banda?

Yo: Pensaba en llamarnos los Blackjacks….

Pete: Esa banda ya existe, es la que tocaba hoy en el bar.

Yo: ¿Ah sí? Bueno entonces… - QuarryBank men… no, The Men of Quarry… menos…

La respuesta llegó casi instantánea. Los miré con ojos brillantes.

Yo: ¿Les parece The Quarrymen? – me miraron como si fuera la persona más sabia del mundo.

Pete: Me encanta.

Eric: Deberíamos enmarcarlo.

Yo: Perfecto. The Quarrymen entonces. No olviden el primer ensayo en la casa de Pete.

Pete: ¿Y cómo conseguirás una guitarra? – dijo apenas salimos de los baños.

Yo: Déjamelo a mí. Tengo una idea.

 (NARRACIÓN MARTHA)

X: Si Hamlet hubiera actuado con más sabiduría…

Si Hamlet hubiera actuado con “más sabiduría” no sería Hamlet. Esta clase era desesperante, todos los años veíamos, leíamos y repetíamos prácticamente los mismos libros. Esto no podía ser legal.

¡Qué día tan complicado! Había sido desesperantemente largo y aún no se acababa. O tal vez yo estaba muy emocionada y no veía la hora para salir con Stu. O ambas. Era increíble cómo cambiaba la atmósfera cuando estábamos solos…

Ashley: ¿En qué piensas? 

No le había contado a Ashley, y no pensaba hacerlo… por lo menos no por ahora.

Yo: Pensaba que esta clase ya me aburrió.

Ashley: Lo sé, no puedo creer que estemos leyendo otra vez Hamlet. Empiezo a pensar que el profesor sólo sabe leer ese libro.

Yo: Y lo peor es que la cátedra es la misma. “Oh, Hamlet, qué estúpido era”- dije imitando su tono gangoso. Ashley no pudo contener una carcajada. El profesor nos miró irritado por un segundo y luego continuó su discurso.

Ashley: El estúpido no sabe nada… Pero bueno, ¿Qué piensas hacer luego de clases?

Yo: Eh… Bueno, tengo que ir a la biblioteca, ¿lo olvidas?

Ashley: Ah cierto que a la señorita se le dificulta Trigonometría…- dijo con aires de superioridad.

Yo: Disculpe señorita cuasi perfecta, olvidaba con quien hablaba.

Ashley: Señorita perfecta, respete el título, bella dama.

Yo: Claro que sí, por eso te va tan bien en artes y música.

Se movió en su puesto, incómoda. Era lo único en lo que le iba mal y no podía evitar recordárselo, ya que a mí me iba de maravilla.

Ashley: Son una excepción en mi perfecto currículo. Además no las usaré para nada en mi vida.

Yo: Oh vamos, a todo el mundo le gusta el arte. Así sea un poco- dije con una sonrisa burlona.

Ashley: No dije que no me gustara, solo que no las pienso practicar. Y deja de mirarme así, me pones nerviosa.

Me reí y volví a “prestar atención” al aburrido profesor.

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Artes. La clase que más ansiaba durante toda la semana. Amaba ese ambiente relajado, sin teorías aburridas, sin fórmulas mágicas, sin discursos eternos. Solo yo, mi cuerpo y la música.

Estaba concentrada en una pieza de jazz que tenía que bailar, cuando Ashley llegó.

Ashley: Martha querida, mi mejor amiga, la diosa del jazz… - decía mientras me abrazaba.

Yo: No te voy a dar mis pasos de baile.

Ashley: ¡Pero sabes que no soy buena en esto! Por favor…

Yo: ¿La señorita perfecta pidiendo ayuda? Me emocionas, Ash.

Ashley: Oh, ¡vamos! Prometo no volver a molestarte.

Yo: No y punto.

Se sentó en el suelo molesta, pero no insistió más. Sabía que no se los daría, eso era demasiado especial para mí como para compartirlo.

Ashley: De acuerdo, entonces hablemos. ¿Ya sabes quién será tu tutor?

Dejé de bailar y la miré confundida.

Yo: De hecho ya lo conozco, se llama George Harrison… pensé que ya te había dicho.

Ashley: Al parecer ya no soy la persona a la que le cuentas todo. – dijo haciendo un puchero.

Yo: Vamos, no empieces, tú sabes que mi memoria no funciona igual de bien a la de la gente normal – dije sentándome a su lado.

Ashley: Te acepto la disculpa porque es un argumento perfectamente válido. – dijo riendo.

Le conté todo lo referente a aquel muchacho singular y se sorprendió bastante al contarle que casi me asesinan. Al finalizar el relato, tenía los ojos cristalizados. De repente empezó a golpearme.

Yo: ¿Pero qué..? ¿Qué haces? – dije alarmada.

Ashley: ¡Eres una idiota! ¡Pudiste haber muerto y yo no me hubiera enterado! – dijo estallando en llanto. La abracé algo confundida.

Yo: Bueno, bueno ya… lo importante es que sigo viva.

Ashley: Por poco. Debes presentarme a ese tal George, le debo la vida de mi mejor amiga.

Yo: Sí… Por alguna razón lo que más me afectó no fue eso, sino que tengo la sensación de haberlo visto antes.

Me miró con incredulidad.

Ashley: Tienes una jerarquía de valores bastante extraña, ¿lo sabías? Bueno, ¿no crees que lo pudiste haber visto en la calle?

Yo: Eso mismo pensé yo, pero no es esa sensación. Es como si… fuera un hermano, como si lo conociera de toda la vida.

Ashley: Te están pasando cosas lo más de extrañas, tú mundo está cambiando.

Yo: Lo sé…

Sonó el timbre. Mi clase favorita había acabado.

Fui por mis cosas y me dirigí a la biblioteca en compañía de Ashley, ella había insistido en conocer a George. Estaba impaciente por llegar para terminar rápido y encontrarme con Stu antes, así que tomé un atajo que pasaba al frente de Strawberry Field.


Ashley: Vaya, vaya… mira quién está ahí.

Volteé la mirada y sonreí.

Aún después de todos estos años, John seguía amando ese lugar. Sacaba su máscara usual y se dejaba llevar por el ambiente, que en sí era mágico, y se mostraba tal cual era. Una persona sensible y llena de vida.
De repente se giró hacia nosotras y salimos a correr. Era una lástima, pero si él nos veía, cambiaría su actitud y sería el mismo idiota de siempre.  

Ashley: Llegamos.

La biblioteca se alzaba imponente ante nosotras. 

Disfruten el capítulo! Nos costó armarlo, pero me satisface el resultado. No está tan mal...
Rita: Lo sé! Es placer de dioses, podría dormir toda la vida (? Mi hámster no aparece :( Creo que está en la boca de algún gato. JAJAJA ROGER! :3 <33333333

Karo: Lo sé, ese Stu es un divine! <3 Esa imagen también me encanta, es tan bella :') Y ahora te volverás adicta al Pacman, si viste que pusimos Pacman? Juega todo lo que quieras XD

Valentina: Sí, si, hermanita querida, YO SE QUIEN ERES! De hecho te estoy viendo justo ahora. Y NO ME DIGAS QUÉ TENGO MAL, FUE UN ERROR! :$ Mi hermana me hace bullying -.-'

Anyway, espero les guste, dejen sus opiniones, quejas, sugerencias, reclamos y solicitudes para adoptar dinosaurios mutantes en vía de extinción en los comentarios.

Gracias por leernos ;)

By: El siempre sensual cerebro de monica McCartney.
And: El arduo trabajo de redacción y búsqueda de dinosaurios mutantes de Lady Mary.

domingo, 24 de febrero de 2013

¡Feliz Cumpleaños George!

Ven, quería hacer un paréntesis porque...

¡HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE GEORGE HARRISON!!

:3

 



























ESPERO LO HAYAN ALABADO EN TODA SU GLORIA (? !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡Feliz Cumpleaños George! Con los Beatles fuiste el alma, y aunque pocas canciones, todas me gustan y me hacen estremecer hasta la última célula de mi ser. Tus letras y tu voz, tu acento singular, tu meditación y tu forma de ver el mundo han cambiado corazones, mentes y almas. En solitario fuiste toda una bomba musical y llenaste el mundo de mensajes de paz, amor y aliento. Creaste el primer concierto de caridad y meditaste hasta el último momento de tu vida.

Gracias por nacer, gracias por escribir tantas bellas canciones, pero sobre todo, GRACIAS POR SER TÚ.

Te amamos George y te extrañamos.

¡Feliz Cumpleaños!

viernes, 22 de febrero de 2013

It's Only Love and that is all...


(NARRACIÓN JOHN)

Martha, niña torpe. ¿Quién descuida la cocina de esa manera? Hasta un mono con peluca la cuida mejor y no hace tantos desastres. Ya tendría que estar acostumbrado, pero la verdad es que cada vez me exasperaba de una forma diferente, aunque debía admitir que por esa razón mi vida era entretenida.

¡Pero esto era injusto! ¿Cómo supo de mi escapada? Había sido perfecta, ni un ruido, ni una luz, ¡NADA! Bueno tal vez sí, cuando volví estaba algo –bastante - ebrio y quizás hice mucho ruido, pero de todas formas nadie se había enterado. Malcriada con sexto sentido.

Y entonces recordé que había dicho algo por la noche tras la puerta… ¿Qué era? Algo como “no bebas mucho, cariño…” AH, ¡ENTONCES AHÍ SE DIO CUENTA! Nota mental: No dejar la puerta abierta nunca más en mi vida. Desde ahora entraré por la ventana. Bueno, tal vez no tan exagerado, pero debía alejar a esa mocosa de mi cuarto.

Ahora no solo tenía que pensar en una estrategia para ir a América legalmente – aunque tal vez en últimas terminaría de ilegal – sino que también tenía que hacerme cargo del desastre de mi hermana. Oh sí, mi vida iba mejorando cada vez…

Mimi: ¡Martha cariño! ¡Ven aquí! – Ella estaba mirando la calle con aire pensativo, pero en cuanto escuchó a Mimi se nos acercó – Pobrecilla, debe estar sintiéndose culpable, solo mírale la cara de inocencia… no puedo creer que en un principio creyera que fue ella en vez de  ti John, que equivocada. Ven linda, no te sientas mal, no fue tu error, fue el de éste adolescente rebelde que no sabe cocinar. Bueno, pero ahora te concentras en estudiar muy juiciosa, no olvides tus responsabilidades. Ve y arréglate.

Ella asintió sumisa y se fue. Pero antes de entrar a la casa, volteó su rostro y me lanzó una mirada burlona. De eso no se salva…

Mimi: Y tú John, vas a ayudarme a limpiar todo este desorden. Deberías estar avergonzado.

Yo: ¡Pero Mimi! Esto es injusto, yo no fui el tarado que dejó incendiar la cocina y además tengo muchas otras cosas que hacer.

Mimi: ¿Qué tu no qué? ¿Fuiste tú, cierto?

Controla tu lengua Lennon, controla tu lengua.

Yo: Me refería a que no lo hice intencionalmente. Lo que sí fue claro es que tengo cosas que hacer y no puedo perder el tiempo en eso.

Me miró sorprendida y puso los brazos en jarras.

Mimi: ¿Qué cosas?

Yo: Tal vez no te fijes, pero tengo toda una reputación que defender, no puedo ir por ahí diciendo que arreglé la cocina.- dije como si fuera lo más obvio del mundo.

Mimi: No me interesa esa reputación que llevas Lennon, así que más vale que lo limpies rápido, o conocerás de lo que soy capaz.

Iba a responder agresivo, pero recordé mi plan aún no formado de ir a América y pensé que sería mucho mejor ir sumando méritos con mi tía. Así que dejé pasar las cosas y acepté mi castigo.

Limpié la cocina con tanta dedicación que quedó más limpia de lo que Mimi la dejaba siempre. Estaba orgulloso de mi trabajo.

Martha: Vaya, vaya… si no fuera porque he visto la suerte que tienes con las mujeres, diría que eres gay. Esto te quedó mejor que a Mimi.

Estaba recostada sobre el marco de la puerta y esa mirada burlona seguía en su cara.

Yo: Cállate tonta, no estaría haciendo esto de no ser por ti. ¿Ya estás lista, enana?

Martha: Sí Johnny, desde hace un buen rato, pero no creo que puedas decir lo mismo.

Me miré y me di cuenta de que estaba lleno de hollín y suciedad. Ah, demonios. Le lancé una mirada asesina y subí a mi habitación, me cambié de ropa y bajé rápidamente.

Yo: ¿Lista? – Ella estaba leyendo una revista en el sofá.

Martha: ¿Tan pronto? Qué suerte ser hombre, ¡no te demoras nada! Apuesto a que ni te bañaste – dijo levantándose y poniéndose la maleta en la espalda – Lista John, vámonos.

Yo: Cierra el pico, vamos.

Después de toda un sermón por parte de Mimi sobre no hacer esto, no hacer aquello y un “más vale que madures, John” y otro “Cuídate, Martha” salimos de casa y nos fuimos al instituto.

Yo: Quedé como un idiota frente a Mimi, gracias por tu ayuda.

Martha: ¿Y desde cuándo te importa? Tú estás planeando algo Lennon, y si no me dices qué es, te juro que voy a…

Se calló de improviso y se sonrojó bruscamente. Me sorprendí de su reacción y miré alrededor para ver el motivo de su inquietud. En la esquina, recostado contra la pared, estaba Stu. Cosa rara, él también se mostró nervioso al ver  Martha. ¿Qué pasaba ahí? Umm… pero era imposible, ¡ellos eran solo amigos! ¿O no? Les tendería una trampa, averiguaría que pasaba entre los dos. Mi venganza comenzaba.

Stu se acercó dudoso y sonrió tímidamente.

Stu: Gusto en verte John, pensé que habías muerto en el incendio.

John: ¿Cómo te enteraste?

Se encogió de hombros.

Stu: Esto es Liverpool, las noticias vuelan. ¿Es cierto que tuviste que limpiar la cocina?

John: ¡Cállate vago! Sigo vivo ¿no ves? Eso es lo que importa. Y de hecho creo que estoy más apuesto que antes.

Stu: Lo que digas Johnny- dijo soltando una carcajada. Le dio una ojeada a Martha, desvió la mirada y se sonrojó.

Ajá…

John: ¿Sabías que Martha estuvo ahí también? Apuesto a que su experiencia es más emocionante que la mía. ¿No es así, hermanita?

Ambos me miraron incómodos.

Stu: Sí bueno… ¿Qué tal estás, Martha? Veo que aún no has muerto.

Martha: Estoy bastante bien, gracias y no creo que se deshagan de mí tan fácilmente. Soy inmortal – Dicho esto, esbozó una sonrisa descarada, que provocó estragos en el color de piel de Stu. Fingió no notarlo y me miró suplicante – Vamos John, tengo que ir a clases.

Estaba tan concentrado en su conversación, que esa petición me tomó por sorpresa.

Yo: ¿Eh? Sí claro, vamos Stu.

Caminamos unos cuantos metros sin hablar. Resultaba desesperante, tenía que acelerar las cosas…

Yo: ¡Demonios! Olvidé algo en casa, sigan sin mí, nos vemos al rato.- dije a la vez que levantaba mi mano y me despedía mientras iba avanzando en la dirección contraria.

Martha: ¿Qué tú qué? – dijo con un grito nervioso que rayaba en psicosis. Al parecer se dio cuenta, porque la siguiente frase la dijo calmada - ¿Y qué es tan importante?

Yo: Es algo vital para evitar paternidades prematuras. – dije sonriendo y corrí en dirección a mi casa. Volteé brevemente y vi sus caras de estupefacción.

Solté una carcajada, y cuando estuve a una distancia considerable, me detuve.

Caminé hacia el instituto de nuevo. Esto debía funcionar, tenían que besarse o algo. Y yo estaría cerca para verlo. Distinguí sus figuras a lo lejos y empecé a seguirlos sigilosamente.

Esto sería genial.

(NARRA MARTHA)

Así que John se había dado cuenta. Bastardo. Pero… ¿cuenta de qué? Lo que pasó con Stu no había sido nada, un simple beso en la mejilla que a fin de cuentas, se lo daría a cualquiera. Tal vez solo estaba sobreactuando y no pasaba  nada. Pero yo deseaba que pasara algo, digo, era Stu, el hombre ideal. Aunque también era Stu, el mejor amigo de mi hermano, y Stu, el amor platónico de Ashley.  Ah, todo esto era absurdo. Pero… ¿Lo había imaginado, o él también estaba nervioso?

Seguí caminando como si estuviera sola hasta que Stu empezó a hablar.

Stu: Y… ¿Cómo terminó tu día ayer?

Yo: Ah pues… no fue nada extraordinario – que mentira tan vulgar – Solo digamos que pasó algo 
especialmente estresante.

Stu: Ah… ya veo.

Silencio incómodo. Genial, esto solo me pasaba a mí.

Yo: Eh… ¿Y a ti como te fue?

Pareció sorprendido por la pregunta.

Stu: Bien, tú sabes. Normal.

Yo: ¿No te viste con John en la noche? – lo miré desafiante. Tenía fuertes sospechas acerca de todo ese asunto de la fiesta.

Stu: ¿Por qué crees eso? – respondió con una mirada inquisitiva.

Yo: Oh vamos Stu, los conozco lo suficiente como para adivinar lo que hacen en las noches. Sé que van juntos a esas fiestas…

Stu: ¿O sea que tu pregunta está basada en una suposición? – Para ese momento, su tono era de burla.

Lo miré incómoda. Estaba segura al 80% de que había estado con él, pero siempre existía ese maldito 20% que te hace quedar mal.

Yo: No, estoy segura. Y la que hace las preguntas aquí soy yo- solté enojada.

Stu: Amo cuando pones esa cara – dijo sonriéndome.

Yo: ¡No me... no me cambies de tema! – Exclamé con un leve sonrojo.- ¿Escaparon anoche, o no?

Él soltó una risita. Se empezaba a agotar mi paciencia.

Yo: Qué, ¿dije algo gracioso?

Stu: Claro que no, solo pensaba en algo.

Yo: ¡Lo sabía! ¡Ambos salieron anoche! ¿A dónde fueron?

 Stu: No, no salimos.

Yo: ¿Entonces de que te reías? – estaba al borde de la desesperación.

Stu: Sólo me reí. – dijo el tan calmado, que exploté en lo que parecía un ataque de pánico.

Yo: ¿Por qué fuiste con él? ¿A dónde fueron? ¿Había muchas chicas? ¿Cómo hizo Lennon para entrar sin matarse? Apuesto a que lo ayudaste, tú, maldito…- Entonces me tapó la boca con suavidad. Expulsé una impresionante cantidad de aire por la nariz.

Stu: Cálmate, vas a morir de nervios un día.

Me soltó y respiré varias veces. Nos habíamos detenido, así que seguimos caminando, en silencio. Aunque éste no duró mucho…

Stu: ¿Es mi impresión o estás celosa?

Frené en seco. ¿Celosa yo?

Yo: ¿Celosa? ¿De qué estaría celosa? Yo no estoy celosa. No sé de donde sacas esas tonterías.

Esbozó una sonrisa y se me acercó. Estábamos tan cerca que sentía su aliento en mi nariz congelada.

Stu: Celosa de que estuviera con otra chica. ¿Me equivoco?

Iba a responderle algo, pero… salió a correr. Lo seguí lo más rápido que pude, pero era mucho más rápido que yo. Me costó alcanzarlo.

Yo:¿Por qué…hiciste… eso? – dije fatigada.

Stu: ¿Hacer qué?

Yo: ¡Correr de esa forma! Por cierto, corres demasiado rápido.

Stu: Gracias… Vamos tarde a clases, teníamos que apurarnos.- No sonaba muy convencido. Y tampoco es que yo le creyera mucho.

Yo: Claro… En ese caso me iré. Nos vemos luego.

Tomé rumbo hacia el instituto, demasiado confundida como para hacer conjeturas válidas. Eso había sido demasiado raro…

Stu: ¡Espera! – corría detrás de mí. ¿Acaso sufría de bipolaridad? Me volteé y lo encontré casi contra mi cara. Me aparté un poco para dejarlo hablar.

Stu: Lo siento, eso fue muy grosero de mi parte. Es que… me pusiste demasiado nervioso. ¿Me perdonas?

Me miraba suplicante, solo le faltaba arrodillarse para ser más convincente. Sonreí.

Yo:  Por supuesto, aunque la verdad es que nunca estuve enojada contigo.

Stu: ¿Ah no? Genial, en ese caso… ¿puedo invitarte a salir?

Me sonrojé. Más vale que esto no fuera un sueño, todo era perfecto.

Yo: ¡Por supuesto! ¿Cuándo?

Stu: En la tarde. ¿Te parece bien si te recojo?

Estaba a punto de responderle con un “¡Claro que sí! De paso, casémonos” cuando recordé la clase de trigonometría extra con George.

Yo: Tengo práctica de Trigonometría en la biblioteca luego de clases, lo siento.

Stuart: No te preocupes, paso por ti cuando salgas de allá, ¿te parece?

Yo: Sí – dije demasiado emocionada como para responder otra cosa. Sonrió mostrándome sus dientes perfectamente blancos y me besó en la mejilla, para luego irse corriendo a su instituto.

Sonreí dichosa y me dirigí al mío. Una cita con Stuart. Hermoso.

Aunque deseaba estar plenamente feliz, por mi cabeza rondaba un inconveniente. Ashley.
¿Cómo reaccionaría?

Decidí no darle demasiada importancia y entré a clases.

(NARRA JOHN)

¿Cómo era que no se habían besado? Habían estado cerca, demasiado cerca, pero ni siquiera habían rozado sus labios. Cobardes.

No tenía ánimos de ir al instituto, por lo que me dirigí hasta un bar cualquiera para distraerme un poco.

Una vez allí, me encontré con alguien muy especial.

Yo: ¿Pete? ¿Pete Shotton?

El muchacho vestido con chaqueta de cuero que coqueteaba con la camarera se volteó y me miró asombrado.

Pete: ¿John? ¿John Lennon?

Well, well aquí está el prometido. Se viene The QuarryMan, contengan la respiración (?
Rita y Valery, les contesté sus comentarios en su entrada anterior ;)

Perdón que no escriba más, pero el sueño me vence... ¡Lo que hago por el blog! JAJJAAJA
Esperen el nuevo capítulo, llegará con sorpresas.

Enjoy!
Y duerman, duerman mucho, no hay mayor placer...

domingo, 17 de febrero de 2013

(Put the name of your favorite song here) Cap. 4


George: ¿Estás loca o qué? ¿Cómo se te ocurre salir a estas horas de la noche completamente sola? Tienes suerte de que seguir viva…- dijo jadeando. Se apoyó en la pared, fatigado y se llevó la mano a la nariz, de donde provenía gran parte de la sangre.

Yo: Vamos George, tenemos que llevarte a un lugar más iluminado – dije tomándolo del brazo y ayudándolo a levantarse. Fuimos hasta la banca donde minutos antes había planeado sentarme y lo ubiqué allí. Me senté a su lado y le  pedí que se relajara para poder evaluar sus heridas. Él asintió y se estiró, echando su cabeza hacia atrás.

Lo miré preocupada. Tenía el rostro destrozado: moretones, una nariz aparentemente rota y eso eran… ¿cuchilladas? La sangre brotaba descontroladamente y me asusté.

Yo: ¿Cómo te hiciste todo esto?- dije sacando un pañuelo de mi bolso y poniéndoselo en la cara, tratando de contener la sangre. Su rostro se contrajo de dolor y me mordí el labio con remordimiento. - ¿Cómo me encontraste? ¿Te hice mucho daño? Yo…

George se enderezó, y me miró con sus ojos inflamados. Me callé de inmediato.

George: Vivo a unas calles de aquí. Hoy teníamos una cena familiar en mi casa, pero me sentí mal y salí a tomar algo de aire, caminando por aquí. Te vi de lejos, parecías distraída y pensativa… tal vez por eso no viste al hombre que caminaba tras de ti. No sé en qué momento empezó a seguirte, ni si te quería robar o tal vez hacerte algo peor… lo único que sé es que no era nada bueno. Cuando te diste cuenta de que te seguía y saliste a correr, él corrió detrás de ti, pero se encontró con mi puño – dijo mostrándome sus nudillos. No se veían mejor que su cara…- Traía un cuchillo en la gabardina y con eso me hizo estos cortes en las mejillas. Forcejeamos un poco y al final se largó, pero antes, el imbécil me partió la nariz.

Yo: ¿Pero por qué hiciste todo eso?

George: No sé. Un amigo me dijo una vez que tenía el síndrome “héroe de damisela en peligro”, no soporto ver a una chica amenazada. – dijo con una sonrisa rota. La sangre había parado, así que retiré el pañuelo y le acaricié el rostro.

Yo: Eres todo un caballero, ¡salvaste mi vida! Y como pago te destrocé el estómago. Perdón por eso. ¿Te hice mucho daño?

George: - soltó una risita – Tienes bastante más fuerza de la que aparentas. Pero no es nada grave, será mucho más fácil de superar que todo esto de la cara. Y soy yo quien debería pedir perdón, no debí asustarte así; aunque debo admitir que si hubiera sido el otro tipo, lo hubieras inmovilizado.

Yo: No lo creo, pero el optimismo siempre es bueno. – Dije sonriendo - Ven, vamos a mi casa para curarte un poco.

Nos levantamos y caminamos lentamente hacia allá.

George: Y a todas estas… ¿qué hacías tan tarde en las calles?

Miré fijamente hacia adelante. Definitivamente no podía decirle la verdad, sería algo como “Estaba muy confundida por ti porque tengo la sensación de que te he visto antes, además que he tenido un día de perros y un sueño estúpido me ha perseguido desde que me desperté.” No sonaba muy cuerdo de mi parte.

Yo: Nada especial, simplemente no me apetecía estar en casa.

George: Oh, ¿Y por qué es eso?

Yo: Sólo estoy algo molesta por lo de trigonometría y algunos conflictos familiares así que… decidí salir a tomar aire. Jamás se me pasó por la cabeza que pasara algo así.

Golpeé una piedrita con la punta del zapato y me estremecí. Estaba helando. O tal vez era resultado de la emoción de antes.

George me pasó su chaqueta, pero yo la rechacé.

Yo: Oh vamos, no hagas eso. Ya hice suficiente con eso de casi matarte, no soportaría verte ahora congelado de frío. Yo estoy bien.

Me la dio de todos modos y sonrió, con esa sonrisa dulce que me había gustado la primera vez que lo vi.

Todo él era dulce. El resto del trayecto lo pasamos hablando de trivialidades y trascendencias. Tenía un punto de vista interesante y un particular acento inglés que no parecía venir de ningún lugar. Era adorable. Lo acababa de conocer y ya me encantaba. Esa forma de ser suya era tan hermosa, tan única… me hacían sentir confiada. Para el final del camino apoyé mi cabeza en su hombro y él me abrazó. Dèja vu. Justo igual que Stu, pero caminando. Umm, interesante…

Al llegar abrí la puerta y pasamos al corredor. Caminamos hasta la sala y…

… Julia pegó un grito. Mimi se levantó asustada y John me miró primero con sorpresa y luego con ira hacia mi acompañante. Las chicas se limitaron a saludarme.

Julia: ¡Dios mío Martha! ¿Qué te ha pasado? ¿Quién es él? ¿Por qué llegas tan tarde? ¿Qué…?- Revoloteaba alrededor mío haciendo gestos con las manos y examinándome con avidez.

En cuanto a Mimi y John, era impresionante lo mucho que se podía llegar a parecer en determinados momentos. Ambos me miraban enojados primero y luego preocupados. Y posteriormente, ambos se dirigían a George con desaprobación.

Pero a pesar de todo, yo no me había movido. Me preguntaba por qué habían reaccionado de esa forma tan exagerada… ¿qué acaso no podía traer amigos a mi casa o qué? Y entonces me percaté de la escena que debíamos estar dando… Dos muchachos cubiertos de sangre, abrazados, llegando a mitad de la noche en una cena familiar. Ah, ahora entendía.

Yo: No te preocupes Julia, no fue nada grave – dije agotada. No me había dado cuenta de lo cansada que estaba. Ella me miró desconcertada y luego miró a George. Entendió que en esas condiciones no me sacaría más información y se dispuso a sanar las heridas de él.

Julia: Ven cariño, siéntate aquí mientras traigo algo para curarte – le dijo a George como en un arrullo sentándolo en el sofá. Luego se dirigió a Mimi - ¿Dónde guardas el botiquín?

Ella reaccionó y le indicó el lugar. Julia fue por él rápidamente. Entonces Mimi se me acercó en compañía de John y de un momento a otro me abrazó. Yo la miré sorprendida.

Mimi: ¡No sabes el susto que me diste! ¿Por qué te fuiste tan precipitadamente? No deberías salir sola tan tarde – sollozó separándose de mí. Luego me miró y notó las manchas de sangre de mi blusa. Ahogó un grito. - ¿Esa sangre es tuya? ¿Por qué estás cubierta de sangre?

John no había dicho una palabra hasta ese momento, pero en cuanto Mimi dijo “sangre” se acercó amenazador a George:

John: ¿Qué le hiciste, estúpido? ¡Te juro que si la tocaste te voy a partir el estómago!

Yo: ¡John, espera! – exclamé deteniéndolo. George se veía aterrado- ¡Esta sangre no es mía, es de él! ¡Me salvó la vida! Además no ganarías nada partiéndole el estómago, yo ya lo hice antes.

Se detuvo en seco y me miró asombrado. Luego lo miró.

John: ¿Qué tú qué? ¿Qué él qué?

Mimi: ¿Qué pasó, Marha?

En ese instante llegó Julia y sin prestar atención a la presión reinante en el lugar, se dispuso a curar a George.
Solté un suspiro y me senté a su lado.

Yo: Siéntense. – casi ordené. John y Mimi se sentaron y esperaban expectantes.

Así que les conté la historia. Les dije casi todo, omití la razón por la que me fui. Eso no se lo contaría a nadie más que a Ashley. Al finalizar mi relato, todos tenían una cara de sorpresa, incluso las niñas, que habían estado escuchando mi historia con creciente interés.

Jackie: ¿Es decir que él te defendió del malo? – dijo señalando a George con su pequeño dedo.

Yo: Así es – dije encantada.

Victoria: ¡Osea que es como tu príncipe! ¿Se besaron? ¿Serán felices por siempre? – exclamó emocionada.

Todos en aquel sitio se ruborizaron, algunos con ira por mi posible sí (de hecho solo John) y otros por las palabras insensatas de Victoria.

Mimi: ¡Victoria! No digas esas cosas.

Julia: Sí hija, contrólate un poco. Pero… ¿se besaron? – preguntó ella, emocionada.

John se enderezó para escuchar la respuesta y Mimi dejó de hacer lo que estaba haciendo, mirándome con curiosidad.

Martha: ¡Claro que no, lo conocí hasta hoy! – dije acalorada. George tosió incómodo y John se relajó por completo. Julia parecía algo decepcionada y Mimi satisfecha, así que terminó de hacer los sándwiches para mi salvador.

Mimi: Aquí tienes George, para recuperar fuerzas – dijo entregándole una bandeja llena de sándwiches. Él cogió uno ávidamente y se lo metió a la boca.

George: Gajhiaj – soltó con la boca llena.  Las chiquillas se reían sin parar.

Luego de un discurso sobre no salir tarde y una ronda de preguntas que parecían policiacas, George se puso de pie y dijo que debía irse. Sus heridas estaban vendadas y no tardarían en sanar. Ni siquiera tendría cicatrices por que las cuchilladas no eran profundas. Lo acompañé hasta la puerta.

Yo: Gracias por salvarme George, en serio que no sé como pagártelo.

George: No tienes que, lo hice desinteresadamente – respondió con una sonrisa. Me abrazó y se fue.

Cerré la puerta y volví a la sala sonriente. Julia y las chicas estaban de salida, así que me despedí de ellas.

Julia: Espero que no borres esa sonrisa de tu rostro nunca, cielo - me besó en ambas mejillas-, y espero volver a ver a ese tal George. No olvides invitarme a su boda.

Volteé los ojos y le deseé un buen camino a casa. Abracé a las chiquillas y se fueron.

Mimi: Bueno, éste ha sido un día pesado, así que les sugiero que suban y se duerman ya. De hecho, es una orden.

Subimos rápidamente.

John: ¿Así que golpeas a tus amigos, eh? Chica ruda, te metes en demasiados problemas estúpidos.

Yo: Si llamas “problema estúpido” a que casi me matan, me declaro culpable. ¡Ah y por cierto! Fue adorable la forma en la que me defendiste allá abajo, aunque hacia el hombre incorrecto, pero el detalle cuenta. Puedes resultar muy tierno a veces.

John: ¿Qué dices?- dijo tratando de ocultar su sonrojo-  Yo no defendí a nadie, reaccioné ante la sangre…  Casi me vomito por tu culpa, idiota.

Yo: Sí, sangre, lo que digas. – Me dio golpeó en el hombro y entró a su habitación. Alcancé a atisbar una larga cadena de sábanas atadas una con otra formando una cuerda. ¿Se planeaba escapar? Genial, ahora tenía con qué chantajearlo.

Golpeé su puerta y dije en un susurro lo suficientemente alto como para que él lo escuchara.

Yo: ¡Suerte en la fiesta, Lennon! No tomes mucho, cariño.

Y antes de que me respondiera me metí a mi habitación. Me quité la ropa y me puse el pijama,  casi como un zombie lo haría  y me metí  bajo las cobijas. Ni bien había apoyado mi cabeza sobre la almohada, quedé presa de un profundo sueño…
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Desperté una hora antes de lo normal e intenté volver a dormirme, pero luego de varias vueltas, me di cuenta de que no lo lograría. Así que me levanté y decidí hacerme algo de comer.

Cuando pasé frente a la habitación de John escuché un sonido extraño… ¿Se había traído a una chica? Escuché con más cuidado. No, no era eso, solo estaba vomitando.  Me reí y bajé las escaleras.

Mimi: ¡Martha! Que sorpresa que te levantes tan temprano y sobretodo luego de lo que te pasó ayer. ¿Te encuentras bien?

Yo: Perfectamente Mimi, y gracias por preocuparte, sólo me dio algo de hambre y ya.

Mimi: Ah… En ese caso, llegas justo a tiempo, estoy preparando el desayuno. ¿Me ayudas?

Asentí encantada y le ayudé a preparar unos huevos con chocolate. No es que no me gustara cocinar, pero no era precisamente hábil para eso. Siempre ocurría algo. Sorprendentemente, esta vez no pasó nada extraño, y la comida quedó deliciosa. Umm, tal vez mi suerte estaba cambiando luego de todo lo que me pasó ayer…

Mimi: Voy a subir a vestirme, apenas termines esto deberías hacer lo mismo. Asegúrate de no crear caos.

Yo: No te preocupes, no pasará nada.

Mimi: Dios te oiga- susurró y subió a su habitación.

Acabé de preparar el desayuno, lo serví y me comí mi parte. Estaba pensando en lo delicioso de la comida de Mimi cuando olí algo molesto… ¿humo?

Me volteé asustada y casi grité al ver las grandes llamaradas que subían por la pared de la cocina. ¿Por qué…? Ah, el trapo de cocinar. Lo había dejado accidentalmente sobre la  estufa y bueno… ahora era parte del fuego.

En el estado de shock en el que me encontraba, solo atiné a correr hasta la habitación más cercana, es decir, la de John. Golpeé su puerta, frenética, mientras le gritaba a todo pulmón que se estaba incendiando la cocina.

Abrió perezosamente la puerta y me miró con su cara de resaca trasnochada.

John: ¿Tienes idea de qué hora es? Deja de molestar- dijo fastidiado e hizo ademán de cerrar la puerta, pero yo lo detuve.

Yo: ¡Maldición John, ¿no escuchaste todo lo que estaba gritando?! ¡Se incendia la cocina!

Me miró incrédulo.

John: Sabes, con todos los años que hemos vivido juntos, me sorprende que aún no sepas que eres pésima haciendo bromas.  Sólo piénsalo, si hubiera un incendio, ¿no crees que habría humo?

Yo: ¿Qué demonios..? ¡Huele el humo, maldito estúpido!  ¿Sigues ebrio o qué? ¡Despierta! – grité abofeteándolo.

Él reaccionó enojado y estaba a punto de insultarme de vuelta cuando olió el humo que ya empezaba tomar color.

John: ¿Cómo es que te metes en problemas tan temprano? ¡Me volarás la cabeza!- exclamó  bajando con rapidez y enfrentándose a las llamas. Mientras, yo llamé a los bomberos, y bajé apurada.

John estaba tratando de apagar las llamas con una manguera sacada de Dios sabe dónde mientras tosía por el humo.

John: ¡Mimi te matará! Mira que incendiar la cocina, ¡que estúpida!

Yo: Oh no, Mimi te matará a ti. – dije ayudándolo con la manguera. La sorpresa casi lo hace quemarse.

John: ¿Estás loca? ¿Yo que tengo que ver con esto?

Yo: Si no quieres estar castigado de por vida por haberte escapado anoche, es mejor que aceptes tu culpa por este incendio.

Me miró con ira, tiró la manguera y salió a la calle, justo a tiempo para recibir a los bomberos. Pero yo sabía que lo haría, le convenía más hacerse responsable de este incidente que de la fiesta, a los ojos de Mimi, era peor lo segundo.

En ese instante, Mimi bajó asustada y salimos de la casa mientras los bomberos entraban. Estaba furiosa.

Mimi: ¡Te dije que no hicieras maldades! ¿Cómo es que puedes hacer tanto daño en tan poco tiempo?

Entonces John intervino. Estaba lleno de hollín, al igual que yo, pero por lo demás, estábamos bien.

John: No fue su culpa Mimi, lo hice yo. Fue un descuido, lo siento. – soltó casi a regañadientes.

Ella lo miró sorprendida y empezó a darle una cátedra sobre los cuidados en la cocina. Me lanzó una mirada irascible y empezó a disculparse.

Mimi: ¡Castigado por una semana jovencito! ¡Esto es casi tan grave como si te hubieras escapado!

No pude evitar reírme y John esbozó una media sonrisa, ganándose otro regaño por parte de Mimi. Me alejé unos pasos y respiré el aire de la mañana.

A pesar de todo, éste prometía ser un buen día.


Lo sé, lo sé LO SIENTO! Iba a subir el sábado tal como prometí, pero mi hámster se perdió el viernes y he estado en algo parecido al luto desde entonces. Así que mátenme ahora que estoy depresiva antes de que me pueda defender. 

¿Les gustó el capítulo? Más les vale! Para el próximo habrá que esperar un poco más, pero confío en que este haya sido más que satisfactorio y puedan aguantarse sin amenazas (ok no )

Rita, más vale que no te hayas ahorcado porque si lo hiciste me ahorcaré yo. XD Ya me suscribí a tu fic y la verdad quedé re O.O WTF??? ESTA GENIAL!!! Toda una supernova. 

Valery, te diré así SIEMPRE, gracias por tu comentario, sí, Martha es una dulzura agresiva :D

Y esto es para mi hermosssa reina Mrs. Borboa, gracias por seguirnos y DONDE ESTÁ EL CAPÍTULO PROMETIDO! Ah. 

Besos besos para todos, y cuiden a sus hámsters antes de que se escapen y queden con una sensación de vacío.

Enjoy!

jueves, 14 de febrero de 2013

It's All Too Much!


(NARRACIÓN NORMAL)

Mimi: John Winston Lennon ¿se puede saber dónde estabas?

John miró incómodo a su tía y luego adquirió su típica postura de “chico malo”

John: La verdad es que eso no te interesa en lo más mínimo Mimi. Ya soy bastante mayor para estas cosas. – dijo casi escupiendo las últimas palabras. Iba a subir a su habitación pero recordó a Martha… ¿a dónde había ido esa malcriada? Se volteó hacia Mimi de nuevo - ¿Y Martha a dónde fue?

Sin embargo comprendió que no recibiría respuesta. Mimi lo miraba con tal furia que sintió un temblor por todo su cuerpo. Ah, por eso era que no debía hacerla enfadar…

Mimi: Eso no te interesa en lo más mínimo, John.  – dijo repitiendo con ira las palabras que John dijera antes. Puso sus manos sobre sus caderas y lo miró con superioridad – Ahora ve a tu habitación y no sales hasta que yo te diga. ¡Y nada de escaparse Winston!

El aludido subió milagrosamente rápido, pero por su cabeza ya empezaba a desarrollarse un elaborado plan…

(NARRACIÓN MARTHA)

Carne, carne, carne ¿QUÉ NO PODÍAN SER VEGETARIANOS? Odiaba salir a comprar carne, olía terriblemente mal.  Estaba en el mercado y ya había comprado la carne, pero no tenía ganas de volver a casa pronto, cuando John y Mimi tenían sus peleas no había quien los aguantara. Aunque posiblemente no hubiera habido ningún tipo de pelea, pero era mejor no arriesgarse. Con Lennon nunca se sabía.

Observaba con curiosidad un amuleto del Yin-Yang. Era hermoso y estaba a punto de comprarlo cuando…

Robert: Hola Martha, que bueno encontrarte.

Me sobresalté por segunda vez en ese día y por causa del mismo hombre. Levanté la mirada del amuleto irritada y saludé con cierto fastidio. El maestro no pareció notarlo.

Robert: Vaya, no sabía que te interesaba el taoísmo.- dijo refiriéndose al amuleto.

Yo: La verdad que no, pero este talismán es muy hermoso.  – dije antes de comprarlo.

Robert: Ah…- se veía incómodo. Solté una risita. No era tan amenazador sin el tablero detrás ¿eh?

Pareció acordarse de algo y empezó a buscarlo a su alrededor. Encontró lo que buscaba: un muchacho como de mi edad.

Robert: Te quería presentar a alguien. George Harrison – dijo señalando al chico a su lado- será tu tutor. 
George – dijo dirigiéndose a él – ella es Martha Lennon.

El muchacho me sonrió tímidamente y extendió la mano.

George: Un placer conocerte.

Pero yo no la estreché. No moví un músculo. Me quedé embobada, prendida de sus ojos oscuros y su sonrisa modesta. Y es que no sólo era lindo, sino que tenía la sensación de haberlo visto antes, como en un sueño, tal vez el mismo sueño en el que había pensado todo el día. ¿De dónde…?

El chico bajó la mano avergonzado. Seguro pensó que había hecho algo mal y que por eso no lo había saludado como debía. Sacudí la cabeza como despertando de un trance y lo saludé con una sonrisa. George se sonrojó.

Yo: Creo que te conocía de antes…

George: Lo dudo- respondió con rapidez. Parecía querer agregar algo pero se calló.

Luego de eso hubo un momento de silencio terriblemente incómodo durante el cual nos mirábamos las caras como idiotas, sin decir una palabra.
Carraspeé y me arreglé el cabello en un gesto que debía ser natural. Lucía como tonta.

Yo: Eh, lo siento, debo irme a casa.

Robert: ¿Qué? Ah sí, claro… nos vemos en clase.

Yo: Por supuesto…- no me emocionaba en absoluto. Miré a George y sonreí- Adiós George.

George: Adiós Martha. Recuerda que nos veremos en la biblioteca después de clases.

Yo: -en un susurro- Cómo olvidarlo…

George: ¿Dime?

Yo: Nada, nos vemos allá. Hasta entonces.

George: Adiós.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
No me lo podía sacar de la cabeza, la sensación era impresionante. Estaba totalmente segura de que lo había visto antes, pero él juraba que no nos conocíamos. Pensé camino a casa que tal vez lo había visto en la calle, Liverpool era bastante pequeño y podía haberlo visto pasar algún día… pero no, no era ese tipo de sensación. Era como si lo conociera de toda la vida.
Estupendo, más preguntas sin respuesta. Me empezaba a volver loca.

Por el camino me encontré con Jackie y Victoria, las hijas de Julia, que se compraban un vestido en compañía de su madre. Sabía que era la madre de John y también sabía que él se escapaba de la escuela a veces solo para estar con ella. Y como hacía feliz a John, también a mí. Y la verdad es que ella era bastante agradable.

Yo: Hola Julia- dije acercándome. Ella me reconoció y me abrazó.

Julia: ¡Martha! Mira que grande estás, ¡pareces toda una mujer! ¿Cómo estás?

Yo: Bastante bien, gracias- dije luego de apartarme de su abrazo con una sonrisa- ¿Qué hacen por aquí?

Julia: Iremos a cenar a tu casa… ¿No te dijo Mimi?

Yo: No que yo sep… ¡La cena! ¡La carne! ¡Oh Dios! – salí disparada hacia mi casa- ¡Nos vemos allá Julia! – grité.

No escuché su respuesta, pero realmente no interesaba. ¿A quién se le olvida la carne que acaba de comprar?  ¡Mimi iba a matarme! Definitivamente necesitaba algo para la memoria…

Entré agitada a la casa y me encontré con una mujer desesperada.

Mimi: ¿Dónde estabas? ¡Te llevo esperando casi dos horas!

Yo: ¡Lo siento! Olvidé que traía la carne y se me pasó el tiempo…

Mimi: Da igual, dámela ya.- dijo arrebatándome la bolsa y corriendo a la cocina.

Ah sí, olvidé mencionar que no era la primera vez que me pasaba… ¿Pero a quién se le ocurre encargar a una inestable adolescente algo tan importante como comida?

Ya que Mimi no parecía necesitar ayuda (y tampoco es que yo supiera lo suficiente sobre cocina para ayudarla) subí las escaleras hacia mi habitación.

En el corredor del segundo piso y al frente de las escaleras estaba la habitación de John, (por orden de Mimi, así era más fácil vigilarlo… en teoría) hacia la derecha la habitación de ella y a la izquierda la mía. Cada cuarto tenía su propio baño y armario.

Caminé hacia la izquierda, pensativa. Ese chico… que extraño. Sin embargo iba tan distraída que sin querer choqué contra la puerta de la habitación de John y caí al suelo. Demonios. John pensó que había llamado a su puerta y salió unos segundos después, pero al encontrarme tirada en el piso soltó una carcajada.

John: ¡Solo mírate! ¿Qué haces ahí tirada?

Yo: Me tropecé- dije enderezándome fastidiada y arreglándome la ropa.

John: JAJAJAJAJAJA ¡y yo pensé que era yo el que necesitaba gafas! ¿En quién pensabas, querida hermanita? ¿Quién es capaz de volverte tan torpe?

En situaciones normales le respondería o le seguiría el juego, pero hoy había sido un día tan desastroso que no tenía ánimos de hacer absolutamente nada. ¡ESTABA HARTA! Lo miré con odio y me volteé dramáticamente para luego bajar las escaleras. Esperaba una burla de su parte por ese gesto infantil, pero sorpresivamente, sólo se encerró en su habitación.

Yo: Algo trama ese estúpido… Con suerte averiguaré qué es y lo podré usar en su contra. Sería algo perfecto en este día tan horrible.

Era tarde y Julia no tardaba en llegar, pero aún así salí a la calle. Tanto ajetreo tenía mi mente vuelta polvo y un paseo por el las calles de Liverpool me haría bien. Respiré el aire de la noche y me dirigí al muelle.

Nunca me había dado cuenta de lo relajante que podía resultar caminar a la luz de la luna… Sí, sonaba absurdamente cursi, pero eso no significa que no fuera verdad. El aire puro mezclado con el frío nocturno entraba a mis pulmones y regeneraba cada célula de mi ser.  Caminaba a un paso bastante lento, sin embargo ya estaba a punto de llegar a mi destino final: el muelle. No sabía por qué lo había escogido, ni lo que haría una vez llegara, pero no iba a cambiar justo ahora.

Por el camino encontré una banca y sentí unas ganas irresistibles de sentarme ahí y terminar mi improvisada “terapia de relajación” y eso habría hecho, de no ser por el sonido que escuché a unos cuantos metros de mí. Me quedé helada, escuchando atentamente. Eran pasos.

Volteé ligeramente la cabeza y con el rabillo del ojo logré ver a un hombre que me superaba en edad por lo menos diez años y que se acercaba sigilosamente. Tenía algo en el bolsillo de su gabardina que centelleó con la luz.

Me aterré y empecé a caminar más rápido. Oía sus pasos tras de mí cada vez más cerca, así que empecé a correr, lo que fue una mala idea porque probablemente él corría el doble de rápido que yo.  La adrenalina recorrió mi cuerpo y mi velocidad aumentó de una manera sorprendente, ganando así cierta ventaja. Me escondí en una callejuela cercana y miré alrededor buscando ayuda. ¡No había nadie! Mi respiración se aceleraba cada vez más y estaba segura de que si lo veía de nuevo gritaría tan fuerte que despertaría a media ciudad. Bueno, tal vez así encontrarían mi cadáver. ¿Cadáver? ¡No, no! ¡No podía morir aún!

Volteé mi cara hacia adentro del callejón como idiota, pues era obvio que el tipo que me seguía no podía haber entrado ahí sin que lo viera, pero estaba tan asustada que no lo pensé cuando escuché ese ruido. Era un estúpido gato. Solté el aire y una mano helada me cogió del hombro. Grité como loca desquiciada y lancé un codazo defensivo al hombre que estaba detrás de mí.

X: ¡Argh! ¡Maldición Martha!

¡Sabía mi nombre! ¿Cómo pudo haberlo sabido?
Aproveché que estaba encogido de dolor y lo empujé hacia la pared.

Martha: ¿Quién eres? ¿Por qué sabes mi nombre?

X: Demonios Martha, soy yo, George, George Harrison! – dijo el muchacho frotándose el estómago del dolor. Lo solté asombrada. ¿George? Había algo pegajoso en mis manos. Era sangre. Y no era mi sangre.

Martha: Por Dios George, ¡estás sangrando! ¿Qué fue lo que pasó?

Oh crap lo logré!!!! :D 
Dije que subiría dos pero por cuestiones de tiempo, el segundo lo subiré hasta el sábado. Pueden esperar dos días ¿cierto? Más vale que sí!
Gracias por sus comentarios, sí Rita, CLARO QUE PUEDES RECOMENDARNOS NO TIENES NI QUE PREGUNTAR! Estaríamos encantadas! :D
Y Valerie, (sé que es Valeria pero te diré Valerie >:D ok no ^^)  Adivinaste! Disfruta a tu Georgie :D 
Sé que dejé la intriga y todo eso pero, citando al John fantasma "Es más divertido así" :D
Por si se preguntan, publico yo los capítulos por lo que hago la edición final y es más fácil que lo publique yo a pasarlo otra vez a Mónica y eso ... EN FIN!!!

Disfruten su episodio y COMENTEN !! 
I swear, responderemos todos los comentarios y los mencionaremos en la siguiente entrada :D
Demasiados :D
:D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D :D
Enjoy!

By: El impresionante generador de ideas de monica McCartney
And: La ideal edición de Lady Mary.
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