domingo, 17 de febrero de 2013

(Put the name of your favorite song here) Cap. 4


George: ¿Estás loca o qué? ¿Cómo se te ocurre salir a estas horas de la noche completamente sola? Tienes suerte de que seguir viva…- dijo jadeando. Se apoyó en la pared, fatigado y se llevó la mano a la nariz, de donde provenía gran parte de la sangre.

Yo: Vamos George, tenemos que llevarte a un lugar más iluminado – dije tomándolo del brazo y ayudándolo a levantarse. Fuimos hasta la banca donde minutos antes había planeado sentarme y lo ubiqué allí. Me senté a su lado y le  pedí que se relajara para poder evaluar sus heridas. Él asintió y se estiró, echando su cabeza hacia atrás.

Lo miré preocupada. Tenía el rostro destrozado: moretones, una nariz aparentemente rota y eso eran… ¿cuchilladas? La sangre brotaba descontroladamente y me asusté.

Yo: ¿Cómo te hiciste todo esto?- dije sacando un pañuelo de mi bolso y poniéndoselo en la cara, tratando de contener la sangre. Su rostro se contrajo de dolor y me mordí el labio con remordimiento. - ¿Cómo me encontraste? ¿Te hice mucho daño? Yo…

George se enderezó, y me miró con sus ojos inflamados. Me callé de inmediato.

George: Vivo a unas calles de aquí. Hoy teníamos una cena familiar en mi casa, pero me sentí mal y salí a tomar algo de aire, caminando por aquí. Te vi de lejos, parecías distraída y pensativa… tal vez por eso no viste al hombre que caminaba tras de ti. No sé en qué momento empezó a seguirte, ni si te quería robar o tal vez hacerte algo peor… lo único que sé es que no era nada bueno. Cuando te diste cuenta de que te seguía y saliste a correr, él corrió detrás de ti, pero se encontró con mi puño – dijo mostrándome sus nudillos. No se veían mejor que su cara…- Traía un cuchillo en la gabardina y con eso me hizo estos cortes en las mejillas. Forcejeamos un poco y al final se largó, pero antes, el imbécil me partió la nariz.

Yo: ¿Pero por qué hiciste todo eso?

George: No sé. Un amigo me dijo una vez que tenía el síndrome “héroe de damisela en peligro”, no soporto ver a una chica amenazada. – dijo con una sonrisa rota. La sangre había parado, así que retiré el pañuelo y le acaricié el rostro.

Yo: Eres todo un caballero, ¡salvaste mi vida! Y como pago te destrocé el estómago. Perdón por eso. ¿Te hice mucho daño?

George: - soltó una risita – Tienes bastante más fuerza de la que aparentas. Pero no es nada grave, será mucho más fácil de superar que todo esto de la cara. Y soy yo quien debería pedir perdón, no debí asustarte así; aunque debo admitir que si hubiera sido el otro tipo, lo hubieras inmovilizado.

Yo: No lo creo, pero el optimismo siempre es bueno. – Dije sonriendo - Ven, vamos a mi casa para curarte un poco.

Nos levantamos y caminamos lentamente hacia allá.

George: Y a todas estas… ¿qué hacías tan tarde en las calles?

Miré fijamente hacia adelante. Definitivamente no podía decirle la verdad, sería algo como “Estaba muy confundida por ti porque tengo la sensación de que te he visto antes, además que he tenido un día de perros y un sueño estúpido me ha perseguido desde que me desperté.” No sonaba muy cuerdo de mi parte.

Yo: Nada especial, simplemente no me apetecía estar en casa.

George: Oh, ¿Y por qué es eso?

Yo: Sólo estoy algo molesta por lo de trigonometría y algunos conflictos familiares así que… decidí salir a tomar aire. Jamás se me pasó por la cabeza que pasara algo así.

Golpeé una piedrita con la punta del zapato y me estremecí. Estaba helando. O tal vez era resultado de la emoción de antes.

George me pasó su chaqueta, pero yo la rechacé.

Yo: Oh vamos, no hagas eso. Ya hice suficiente con eso de casi matarte, no soportaría verte ahora congelado de frío. Yo estoy bien.

Me la dio de todos modos y sonrió, con esa sonrisa dulce que me había gustado la primera vez que lo vi.

Todo él era dulce. El resto del trayecto lo pasamos hablando de trivialidades y trascendencias. Tenía un punto de vista interesante y un particular acento inglés que no parecía venir de ningún lugar. Era adorable. Lo acababa de conocer y ya me encantaba. Esa forma de ser suya era tan hermosa, tan única… me hacían sentir confiada. Para el final del camino apoyé mi cabeza en su hombro y él me abrazó. Dèja vu. Justo igual que Stu, pero caminando. Umm, interesante…

Al llegar abrí la puerta y pasamos al corredor. Caminamos hasta la sala y…

… Julia pegó un grito. Mimi se levantó asustada y John me miró primero con sorpresa y luego con ira hacia mi acompañante. Las chicas se limitaron a saludarme.

Julia: ¡Dios mío Martha! ¿Qué te ha pasado? ¿Quién es él? ¿Por qué llegas tan tarde? ¿Qué…?- Revoloteaba alrededor mío haciendo gestos con las manos y examinándome con avidez.

En cuanto a Mimi y John, era impresionante lo mucho que se podía llegar a parecer en determinados momentos. Ambos me miraban enojados primero y luego preocupados. Y posteriormente, ambos se dirigían a George con desaprobación.

Pero a pesar de todo, yo no me había movido. Me preguntaba por qué habían reaccionado de esa forma tan exagerada… ¿qué acaso no podía traer amigos a mi casa o qué? Y entonces me percaté de la escena que debíamos estar dando… Dos muchachos cubiertos de sangre, abrazados, llegando a mitad de la noche en una cena familiar. Ah, ahora entendía.

Yo: No te preocupes Julia, no fue nada grave – dije agotada. No me había dado cuenta de lo cansada que estaba. Ella me miró desconcertada y luego miró a George. Entendió que en esas condiciones no me sacaría más información y se dispuso a sanar las heridas de él.

Julia: Ven cariño, siéntate aquí mientras traigo algo para curarte – le dijo a George como en un arrullo sentándolo en el sofá. Luego se dirigió a Mimi - ¿Dónde guardas el botiquín?

Ella reaccionó y le indicó el lugar. Julia fue por él rápidamente. Entonces Mimi se me acercó en compañía de John y de un momento a otro me abrazó. Yo la miré sorprendida.

Mimi: ¡No sabes el susto que me diste! ¿Por qué te fuiste tan precipitadamente? No deberías salir sola tan tarde – sollozó separándose de mí. Luego me miró y notó las manchas de sangre de mi blusa. Ahogó un grito. - ¿Esa sangre es tuya? ¿Por qué estás cubierta de sangre?

John no había dicho una palabra hasta ese momento, pero en cuanto Mimi dijo “sangre” se acercó amenazador a George:

John: ¿Qué le hiciste, estúpido? ¡Te juro que si la tocaste te voy a partir el estómago!

Yo: ¡John, espera! – exclamé deteniéndolo. George se veía aterrado- ¡Esta sangre no es mía, es de él! ¡Me salvó la vida! Además no ganarías nada partiéndole el estómago, yo ya lo hice antes.

Se detuvo en seco y me miró asombrado. Luego lo miró.

John: ¿Qué tú qué? ¿Qué él qué?

Mimi: ¿Qué pasó, Marha?

En ese instante llegó Julia y sin prestar atención a la presión reinante en el lugar, se dispuso a curar a George.
Solté un suspiro y me senté a su lado.

Yo: Siéntense. – casi ordené. John y Mimi se sentaron y esperaban expectantes.

Así que les conté la historia. Les dije casi todo, omití la razón por la que me fui. Eso no se lo contaría a nadie más que a Ashley. Al finalizar mi relato, todos tenían una cara de sorpresa, incluso las niñas, que habían estado escuchando mi historia con creciente interés.

Jackie: ¿Es decir que él te defendió del malo? – dijo señalando a George con su pequeño dedo.

Yo: Así es – dije encantada.

Victoria: ¡Osea que es como tu príncipe! ¿Se besaron? ¿Serán felices por siempre? – exclamó emocionada.

Todos en aquel sitio se ruborizaron, algunos con ira por mi posible sí (de hecho solo John) y otros por las palabras insensatas de Victoria.

Mimi: ¡Victoria! No digas esas cosas.

Julia: Sí hija, contrólate un poco. Pero… ¿se besaron? – preguntó ella, emocionada.

John se enderezó para escuchar la respuesta y Mimi dejó de hacer lo que estaba haciendo, mirándome con curiosidad.

Martha: ¡Claro que no, lo conocí hasta hoy! – dije acalorada. George tosió incómodo y John se relajó por completo. Julia parecía algo decepcionada y Mimi satisfecha, así que terminó de hacer los sándwiches para mi salvador.

Mimi: Aquí tienes George, para recuperar fuerzas – dijo entregándole una bandeja llena de sándwiches. Él cogió uno ávidamente y se lo metió a la boca.

George: Gajhiaj – soltó con la boca llena.  Las chiquillas se reían sin parar.

Luego de un discurso sobre no salir tarde y una ronda de preguntas que parecían policiacas, George se puso de pie y dijo que debía irse. Sus heridas estaban vendadas y no tardarían en sanar. Ni siquiera tendría cicatrices por que las cuchilladas no eran profundas. Lo acompañé hasta la puerta.

Yo: Gracias por salvarme George, en serio que no sé como pagártelo.

George: No tienes que, lo hice desinteresadamente – respondió con una sonrisa. Me abrazó y se fue.

Cerré la puerta y volví a la sala sonriente. Julia y las chicas estaban de salida, así que me despedí de ellas.

Julia: Espero que no borres esa sonrisa de tu rostro nunca, cielo - me besó en ambas mejillas-, y espero volver a ver a ese tal George. No olvides invitarme a su boda.

Volteé los ojos y le deseé un buen camino a casa. Abracé a las chiquillas y se fueron.

Mimi: Bueno, éste ha sido un día pesado, así que les sugiero que suban y se duerman ya. De hecho, es una orden.

Subimos rápidamente.

John: ¿Así que golpeas a tus amigos, eh? Chica ruda, te metes en demasiados problemas estúpidos.

Yo: Si llamas “problema estúpido” a que casi me matan, me declaro culpable. ¡Ah y por cierto! Fue adorable la forma en la que me defendiste allá abajo, aunque hacia el hombre incorrecto, pero el detalle cuenta. Puedes resultar muy tierno a veces.

John: ¿Qué dices?- dijo tratando de ocultar su sonrojo-  Yo no defendí a nadie, reaccioné ante la sangre…  Casi me vomito por tu culpa, idiota.

Yo: Sí, sangre, lo que digas. – Me dio golpeó en el hombro y entró a su habitación. Alcancé a atisbar una larga cadena de sábanas atadas una con otra formando una cuerda. ¿Se planeaba escapar? Genial, ahora tenía con qué chantajearlo.

Golpeé su puerta y dije en un susurro lo suficientemente alto como para que él lo escuchara.

Yo: ¡Suerte en la fiesta, Lennon! No tomes mucho, cariño.

Y antes de que me respondiera me metí a mi habitación. Me quité la ropa y me puse el pijama,  casi como un zombie lo haría  y me metí  bajo las cobijas. Ni bien había apoyado mi cabeza sobre la almohada, quedé presa de un profundo sueño…
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Desperté una hora antes de lo normal e intenté volver a dormirme, pero luego de varias vueltas, me di cuenta de que no lo lograría. Así que me levanté y decidí hacerme algo de comer.

Cuando pasé frente a la habitación de John escuché un sonido extraño… ¿Se había traído a una chica? Escuché con más cuidado. No, no era eso, solo estaba vomitando.  Me reí y bajé las escaleras.

Mimi: ¡Martha! Que sorpresa que te levantes tan temprano y sobretodo luego de lo que te pasó ayer. ¿Te encuentras bien?

Yo: Perfectamente Mimi, y gracias por preocuparte, sólo me dio algo de hambre y ya.

Mimi: Ah… En ese caso, llegas justo a tiempo, estoy preparando el desayuno. ¿Me ayudas?

Asentí encantada y le ayudé a preparar unos huevos con chocolate. No es que no me gustara cocinar, pero no era precisamente hábil para eso. Siempre ocurría algo. Sorprendentemente, esta vez no pasó nada extraño, y la comida quedó deliciosa. Umm, tal vez mi suerte estaba cambiando luego de todo lo que me pasó ayer…

Mimi: Voy a subir a vestirme, apenas termines esto deberías hacer lo mismo. Asegúrate de no crear caos.

Yo: No te preocupes, no pasará nada.

Mimi: Dios te oiga- susurró y subió a su habitación.

Acabé de preparar el desayuno, lo serví y me comí mi parte. Estaba pensando en lo delicioso de la comida de Mimi cuando olí algo molesto… ¿humo?

Me volteé asustada y casi grité al ver las grandes llamaradas que subían por la pared de la cocina. ¿Por qué…? Ah, el trapo de cocinar. Lo había dejado accidentalmente sobre la  estufa y bueno… ahora era parte del fuego.

En el estado de shock en el que me encontraba, solo atiné a correr hasta la habitación más cercana, es decir, la de John. Golpeé su puerta, frenética, mientras le gritaba a todo pulmón que se estaba incendiando la cocina.

Abrió perezosamente la puerta y me miró con su cara de resaca trasnochada.

John: ¿Tienes idea de qué hora es? Deja de molestar- dijo fastidiado e hizo ademán de cerrar la puerta, pero yo lo detuve.

Yo: ¡Maldición John, ¿no escuchaste todo lo que estaba gritando?! ¡Se incendia la cocina!

Me miró incrédulo.

John: Sabes, con todos los años que hemos vivido juntos, me sorprende que aún no sepas que eres pésima haciendo bromas.  Sólo piénsalo, si hubiera un incendio, ¿no crees que habría humo?

Yo: ¿Qué demonios..? ¡Huele el humo, maldito estúpido!  ¿Sigues ebrio o qué? ¡Despierta! – grité abofeteándolo.

Él reaccionó enojado y estaba a punto de insultarme de vuelta cuando olió el humo que ya empezaba tomar color.

John: ¿Cómo es que te metes en problemas tan temprano? ¡Me volarás la cabeza!- exclamó  bajando con rapidez y enfrentándose a las llamas. Mientras, yo llamé a los bomberos, y bajé apurada.

John estaba tratando de apagar las llamas con una manguera sacada de Dios sabe dónde mientras tosía por el humo.

John: ¡Mimi te matará! Mira que incendiar la cocina, ¡que estúpida!

Yo: Oh no, Mimi te matará a ti. – dije ayudándolo con la manguera. La sorpresa casi lo hace quemarse.

John: ¿Estás loca? ¿Yo que tengo que ver con esto?

Yo: Si no quieres estar castigado de por vida por haberte escapado anoche, es mejor que aceptes tu culpa por este incendio.

Me miró con ira, tiró la manguera y salió a la calle, justo a tiempo para recibir a los bomberos. Pero yo sabía que lo haría, le convenía más hacerse responsable de este incidente que de la fiesta, a los ojos de Mimi, era peor lo segundo.

En ese instante, Mimi bajó asustada y salimos de la casa mientras los bomberos entraban. Estaba furiosa.

Mimi: ¡Te dije que no hicieras maldades! ¿Cómo es que puedes hacer tanto daño en tan poco tiempo?

Entonces John intervino. Estaba lleno de hollín, al igual que yo, pero por lo demás, estábamos bien.

John: No fue su culpa Mimi, lo hice yo. Fue un descuido, lo siento. – soltó casi a regañadientes.

Ella lo miró sorprendida y empezó a darle una cátedra sobre los cuidados en la cocina. Me lanzó una mirada irascible y empezó a disculparse.

Mimi: ¡Castigado por una semana jovencito! ¡Esto es casi tan grave como si te hubieras escapado!

No pude evitar reírme y John esbozó una media sonrisa, ganándose otro regaño por parte de Mimi. Me alejé unos pasos y respiré el aire de la mañana.

A pesar de todo, éste prometía ser un buen día.


Lo sé, lo sé LO SIENTO! Iba a subir el sábado tal como prometí, pero mi hámster se perdió el viernes y he estado en algo parecido al luto desde entonces. Así que mátenme ahora que estoy depresiva antes de que me pueda defender. 

¿Les gustó el capítulo? Más les vale! Para el próximo habrá que esperar un poco más, pero confío en que este haya sido más que satisfactorio y puedan aguantarse sin amenazas (ok no )

Rita, más vale que no te hayas ahorcado porque si lo hiciste me ahorcaré yo. XD Ya me suscribí a tu fic y la verdad quedé re O.O WTF??? ESTA GENIAL!!! Toda una supernova. 

Valery, te diré así SIEMPRE, gracias por tu comentario, sí, Martha es una dulzura agresiva :D

Y esto es para mi hermosssa reina Mrs. Borboa, gracias por seguirnos y DONDE ESTÁ EL CAPÍTULO PROMETIDO! Ah. 

Besos besos para todos, y cuiden a sus hámsters antes de que se escapen y queden con una sensación de vacío.

Enjoy!

5 comentarios:

  1. supernova? e_e bueno no ._. lo siento por tu hamster yo no puedo tener hamster tengo gatos y ya sabes lo que pasaria despues ._. me encanto el capitulo *0* es tan genial las ideas la redaccion vuelvo a decirlo *0* pero ahora sigo sin saber de quien es la fic y como ves no me ahorque estoy aqui de vuelta
    yo siempre quedo con esa sensacion de vacio cuando se pierden mis gatos...la verdad pocos son los que se pierden en realidad la mayoria mueren..no es que los cuide mal pero ellos se escapan y los atropellan u.u bueno espero que esten bien y que sigan escribiendo y espero que aparezca tu hamster aunque un gato mio se escapo y ya va mas de un año y no aparece u.u igual si no aparece tu hamster puedes comprarte un puerco-espin :3
    saludos (ya me entro la nostalgia :c)

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    1. JAJAJA sería tierno tener un puercoespín :3
      En cuanto al fic... es de ambas, de mónica y mío, uno no subsistiría sin el otro y visceversa.

      Extraño a mi hámster... pero bueno, si no vuelve te haré caso. Ah toda masoquista XD
      Ojalá aparezca tu gato y publiques pronto en tu fic!
      Cuídate dearie! :D

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  2. Jajaja okey dime Valery)?
    George la salvo! :333 Concuerdo con Victoria, es su príncipe, y se casaran, y tendrán muchos, muchos hijos y vivirán felices por siempre! :33333 YO SE QUE SI!)? jajaja Amo a John tratando de ocultar su ternura y culpándose de incendiar la cocina :333 (Yo incendiaria mi cocina con tan solo preparar agua hervida, soy un asco cocinando :s jaja)
    Saludos! :DD

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    1. John y George son perfectos por algo eran Beatles! :33333
      No te preocupes, yo tampoco soy muy hábil que digamos XD

      Saludos a tí tambiéeeeeeeen!

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  3. Jajaja está genial, pero luego de leerlo por tercera vez me di cuenta de que en una pequeña parte la protagonista se llama Marha (John: ¿Qué tú qué? ¿Qué él qué?

    Mimi: ¿Qué pasó, Marha?)
    jajaja se te pasó Lady Mary... igual, Me encantó este capítulo. ^^ :3

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