(NARRA MARTHA)
Gotas heladas de sudor se deslizaban por todo mi cuerpo cuando me desperté, obviamente, mi ropa estaba empapada. Me acomodé en el sofá, demasiado alterada aún como para ponerme en pie. ¿Qué había sido eso? Un sueño. Un estúpido y demasiado realista sueño.
Mientras trataba infructuosamente de calmarme, recordé el causante de ese lío.
En mi sueño, Mimi se había enfrentado a mis padres, les había gritado dueña de una gran autoridad, que se alejaran de mí y me dejaran en paz. Que ella se haría cargo.
Todo daba vueltas, y John estaba ahí. Congelado, petrificado en medio de la sala y yo sabía por qué. Toda esa situación le recordaba mucho a la suya, a su infancia, a el momento en el que siendo solo un chiquillo lo habían obligado a elegir y al final, luego de todo el vértigo resultante, se quedó con su tía. Temblaba y se sentó en una silla.
Quería salir corriendo y nunca volver, quería abandonar toda esa mierda que me estaba quemando la cabeza, pero no podía. Alguna parte de mi inconsciente me recordó que ya había salido corriendo una vez en ese día y decidí que era mejor no irme. No ahora. No nunca. Quedarme estancada, estática en medio del revuelo.
De repente, John se levantó y me agarró por la muñeca, halándome hacia su cuarto. No opuse resistencia, en el momento no la pensé necesaria. No sabía tampoco muy bien qué pasaba, hasta que alcé la vista y observé sus ojos, cargados de algo que no supe identificar. Un cosquilleo en la boca del estómago aceleró mi respiración y entonces… y entonces me besó. Tenía las manos aferradas a mi cintura y yo las entrelacé tras su cuello. No, eso… eso no. Tenía que separarme, tenía que hacerlo, maldición, eso no estaba bien.
Un fuego impresionante recorrió todo mi cuerpo. Esto estaba volviéndose incontenible en condiciones cósmicas…
Con el tiempo logré calmarme, al menos físicamente, mi mente estaba hecha un desastre. Me levanté del sofá y me dirigí a mi habitación, sintiéndome desconocida y extraña en la que se suponía era mi casa. Abrí la puerta y me acosté en la cama para quedarme dormida de nuevo.
Una corriente helada me hizo estremecer y abrí instantáneamente los ojos. No veía nada, no había suficiente luz, además estaba muy adormilada. Pasé por alto ese detalle y me di vuelta. Algo había diferente… había menos espacio en mi cama que antes y un olor a alcohol. No le presté mucha atención, al contrario, me dejé dopar por el aroma y concilié el sueño… otra vez.
X: Mierda.
Yo: ¿Qué? – gruñí aún atontada por el sueño.
X: ¿Se puede saber que haces en mi cama?
Abrí los ojos como platos y lo primero que vi fue el torso desnudo de John a mi lado. Me enderecé escandalizada y solté un jadeo aterrada.
Yo: ¿Qué demonios…? ¿QUÉ HACES EN MI CUARTO EN ROPA INTERIOR, WINSTON?
John: Primero que todo, ésta es MI habitación – dijo sin inmutarse en lo más mínimo - Segundo, eres afortunada de poder contemplarme en todo mi esplendor. Bueno, casi TODO mi esplendor. Deléitate.
Yo: Qué asco John. ¿Cómo vine a parar aquí?
John: Ni idea – murmuró volteándose y quedando boca abajo – Ya decía yo que mi cama se sentía más cómoda.
Parpadeé perpleja. ¿Qué? Ante mi silencio, él abrió perezosamente los ojos y de repente se alarmó, como si hubiera dicho algo indebido.
Yo: ¿Que tu cama qué?
John: Nada, olvídalo. No lo decía por ti.
Yo: Idiota – gruñí con una sonrisa mientras rodeaba mis piernas dobladas con los brazos.
John: Estúpida – dijo a su vez, dándome un suave puñetazo en el hombro. Ambos nos reímos.
Yo: Bueno, y a todas estas… ¿cómo fue que llegué a casa? ¿Qué pasó?
John se enderezó y me miró seriamente con sus ojos profundos. Sentí un no-se-qué por todo el cuerpo.
John: Íbamos llegando cuando te dio un ataque de nervios. Me asustaste muchísimo, de repente empezaste a convulsionar como si te hubieras drogado o algo… Fue tremendo.
Solté un suspiro deprimido. Lo sabía, no podía estar normal, había algo raro en mí. Tal vez una infección, algo hereditario, o sólo me volví loca de repente… Él se dio cuenta de mis cavilaciones y se sentó al borde de su cama, poniéndose la camisa y el pantalón que yacían arrugados en el suelo.
John: No le des más vueltas a eso, lo importante es que estás bien. Mejor vístete y damos un paseo ¿de acuerdo?
Lo miré confundida. Ésa nueva faceta protectora no era natural en él. ¿Qué bicho lo había picado? Al parecer se dio cuenta de su desliz, porque se apresuró a corregir:
John: No es como si me importaras, ¿sabes? Es solo que no tengo nada mejor que hacer y no me cabe la idea de que te quedes sola, estás tan deprimida que te cortas las venas o algo así y Mimi me echará toda la culpa a mí.
Puse los ojos en blanco. Sí que sabía arruinar momentos tiernos. Estaba por irme cuando vi una almohada tirada tentadoramente en el suelo... A los segundos, ésta se estrellaba contra la cabeza de John.
John: ¿Qué…? – se quejó John, aturdido por el golpe, pero en cuanto reconoció la almohada que había quedado en el suelo, me miró con los ojos brillantes. – Guerra de almohadas.
Lo miré aterrada y en cuanto se levantó con su arma de plumas apuntándome, soltando un grito mezclado con carcajada, corrí a mi cuarto por municiones.
Era domingo, y estábamos totalmente solos, Mimi solía salir temprano.
Hacía mucho tiempo no jugaba con John de esa forma, desde que teníamos nueve o diez años. Era agradable volver a hacer eso, aunque éramos bastante conscientes de que tendríamos que limpiar el gallinero que había quedado esparcido por toda la casa.
A estas alturas, nos encontrábamos en la sala del primer piso. Estaba escondida detrás del sillón mientras esperaba que John pasara por el frente. Oh no, de esa no se escapaba.
Miraba ansiosa por un extremo de mi escondite cuando dos brazos sorprendentemente fuertes me agarraron por la espalda.
John: ¡Te tengo!
Solté una carcajada desquiciada y salté sobre el sillón en un fallido intento de escapar de él, como cuando lo hacía de niña. Pero mis cálculos fallaron, olvidaba que John había aumentado su masa muscular desde entonces y no me iba a dejar escapar tan fácil.
Rodamos sobre el sillón y caímos sobre el tapete, muertos de la risa. Él había caído sobre mí, y advertí que normalmente me quejaría por su peso, pero…
Había otra cosa que también había cambiado desde que éramos niños y es que… ya no lo éramos. No existía tal cosa como caer inocentemente sobre alguien más.
Él no se había movido y yo tampoco. Permanecimos en esa posición, inmóviles, tratando de encontrar entre esa mezcla de latidos frenéticos el ritmo de nuestro propio corazón. Fue inútil.
Sentía su aliento rozar mis mejillas, sonrojadas a más no poder. Solo nos separaban unos cuantos centímetros.
De improviso soltó media sonrisa y se inclinó lo suficiente para susurrarme al oído.
John: Gané.
Jadeé mientras sentía que todo mi cuerpo era invadido por una electricidad sin nombre, que puso todos mis sentidos a flor de piel.
Sus labios empezaron a recorrer desde mi oído hasta llegar fatídicamente a mis labios, fundiéndonos en un beso que destilaba pasión de forma compulsiva.
Sabía que algo de todo eso estaba mal… ¡Éramos hermanos! No, no lo éramos. Ni de sangre ni de nada. Desde siempre todo mi tiempo con él había sido una preparación para este final inevitable.
Y aún así, no hice nada por separarme de él. En lugar de eso, me aferré a su espalda y lo atraje más hacia mí. Los besos eran desesperados, incandescentes, como expulsando una pasión contenida por años. La temperatura subía y… la ropa estaba empezando a sobrar.
No supe a qué hora le había quitado la camisa, pero reaccioné en cuanto él empezó a desabrocharme los botones.
Yo: No… John… no… - alcancé a susurrar entre gemidos. Él pareció no escuchar, sin embargo, yo ya había recuperado cierto nivel de razón y lo separé de mí.
Me miró enfadado y perplejo a la vez. Y luego abrió los ojos sorprendido, como si acabara de despertar de un sueño.
John: Maldición.
Estaba sonrojada hasta la médula y lo único que se me ocurrió fue salir corriendo hacia mi habitación.
Una vez hube comprobado que esta vez sí estaba en la habitación correcta, cerré la puerta tras de mí y me senté en el suelo, abrazándome confundida.
¿Qué demonios había sido todo eso?
(NARRA JOHN)
Tantas chicas, tanta “experiencia”, tanto tiempo de conquistas… todo mandado a la mierda. ¿Y por quién? Por mi hermana.
Nunca antes había sentido lo que sentí instantes antes. Nada era lo mismo, ninguna chica era igual a Martha. Ella me había logrado volver loco, tanto, que no había podido controlar el deseo de tenerla y hacerla solo mía.
Pero no, eso no pasaría. Ni hoy, ni mañana, ni nunca. No con mi hermanita.
No supe cuanto duramos inmóviles, ella en su habitación y yo sentado en el sofá, pensando, recordando, tratando de sacar algo en claro; pero como si hubiéramos tomado una decisión sin palabras, empezamos a recoger plumas, cada quién desde su sitio. La escuchaba ir y venir, recogiendo plumas de su habitación.
Yo: Martha, lo que acabó de pasar no te exime de limpiar a ti también. ¡Baja ya y me ayudas a ordenar esto! – le grité, tratando de ponerle un poco de humor a la situación.
Martha: Te esperas, Don Juan, estoy limpiando mi habitación. – respondió también a gritos, siguiéndome el juego.
Yo: ¿Y la mía qué?
Escuché su carcajada ahogada.
Martha: De últimas.
Cuando acabamos de ordenar todo, ella salió precipitadamente de la casa, dejándome solo. Ni me fijé cuándo lo había hecho, tampoco sabía porqué pero repentinamente sentí un vacío a mí alrededor.
Yo: No seas cursi, es porque estás solo, estúpido – me dije a mí mismo mientras me sentaba a descansar. Y como siempre pasa… apenas estuve cómodo, sonó el timbre.
Entre maldiciones abrí la puerta, encontrándome de cara con Stu. Me apoyé contra el marco de la puerta, aburrido.
Yo: Vaya, vaya, miren quién está aquí. Un milagro volver a verte Stu, pensé que te habías evaporado. – De pronto me fijé en el ramo exuberante de rosas que traía y las tomé con un gesto dramático – Ow, me trajiste rosas. Eres un amor.
Él volteó los ojos y soltó una carcajada.
Stu: Son para Martha, pero si quieres a la próxima te traigo a ti también. ¿Ella está?
Sentí un malestar general en cuanto la mencionó en ese tono de enamorado y lo miré con fastidio.
Yo: No, y dudo que te quiera volver a ver. Lárgate y no vuelvas.
Él me miró confundido.
Stu: ¿Qué? ¿Estás bien, John?
Yo: No, pero no es tu asunto. Vete. – Gruñí con fastidio, y le cerré la puerta en la cara.
¿Y bien? Nunca había escrito algo así, espero les haya parecido medianamente aceptable.
Seeee Mónica es cruel y extendió la intriga de la pretendiente desconocida un tiempo más... a cambio les dimos 1313, no se pueden quejar :3
Para mi stlaker, Vale, YA TE MENCIONÉ, FELIZZZ? jejeje
y para Valery.... Nah, Paul todavía está en su nube, nada que conoce a Martha... me preguntó qué pasará cuando lo haga...
BUENO, DISFRUTEN DE ESTE INCESTO (a medias) Y DUERMAN MUCHO!
No, no me cansaré de hacerle publicidad al sueño, es mi amante y la merece <3
AHH DIABLOS, beso a su hermanita :O que loco, fdsplk pobre Stu ._. ¿qué pensaría si se entera que hicieron John y Martha? JAJkasjkas pero pronto tendran que hablar Johnny y su hermanita e-e DI YA QUIEN GANO D:
ResponderEliminarA Monica le gusta hacernos sufrir Aly e.e por eso no nos dice,o escribe nada :c
ResponderEliminar¿que pasa con ustedes? ¿porque ponen eso en esta fic? TT_TT trauman a una ¿saben? ,bueno solo a mi .-.
El sueño es tu amante? que coincidencia,el es mi esposo ¬¬ ¿porque todo mundo me engaña? :c
¿quien ganara?
mary,monica,no tengo mucho que escribir ahorita lo siento,no he dormido bien estos dias y enserio me veo horrible,se me cierran los ojos,disculpen mi comentario caca y eso u,u haber que hago para arreglar esto las veo luego .-.
adios :3
LOL! ahorita me ando meando de la risa asjdaslkjdaslkjd digo .___. es que alsjdaslkdjaslkdjaslkdjas xD No es por el fic e_e es que estaba escuchando una canción :3 de SOAD- Radio/Video y en la parte lenta empecé a hacer britney señal al ritmo de la canción y... alksjdaslkdjaslkdjaslkj me empecé a carcajear y...eso no te interesa ya lo se :c
ResponderEliminarPero si Yon y Martha son tal para cual :3 que procreen *0*! digo .-. que esperen a que aparezca Paul y que se agarren a poltazos o3o (que es igual a putazosxd)
Como yo no estoy en el pellejo de ellas solo seguiré esperando a que salga la ganadora y que después se agarren a ver...golpes :3alksdjaslkdjaslkdjasxd digo ._. los siento v.v hablar con el morro de nuevo me pusojfskdjh :3... bueno no sabes ni quien mierda es e__e Pero aún así 1313 quien quita y ellos dos 1313... apoco no o3o. No es incesto e_e porque no son hermanos, es más, ni sienten que lo son o3o por el simple hecho de que a Yon se le paró... digo.__. ya puese_e, me censurarán si sigo escribiendo esto v.v.
-Que tengas bonito día:3
^HOLAAAA!!! AYYYYYY! ALEGRÍA!!!! MI ANILLO DEL HUMOR DICE QUE ESTOY ALEGRE!!!!!
ResponderEliminarNunca había visto algo así tan salvajemente... tierno... ok no tengo tiempo para comentar pero tengo el maldito 4° lugar así que bye
No se porque, pero ultimamente me he estado encontrando solo con fanfics buenas y esta sin duda alguna es una de ellas, ustedes dos escriben genial, me encanta la novela, esta buenisima, justamente la empece a leer hoy y me devore los 15 capitulos XD ya hasta quiero uno nuevo porque tal parece que Martha tiene 3 enamorados, Stu, George y....... JOHN???, mierda!!, se que no son hermanos de sangre, pero eso estuvo raro jajajajaja suban pronto porfa :)
ResponderEliminarNoooooooooooo ma, estuvo de puta madre este capitulo Martha y John :O que locura jajajaja
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