(NARRA GEORGE)
Por un lado estaba Martha, totalmente –casi totalmente- sola y
triste, y por el otro estaba Rita, que me miraba ansiosa con esos ojos tan
brillantes, con esa actitud que solo ella tenía y que lograba hipnotizarme
siempre. La balanza era bastante desequilibrada en ese instante y mi decisión
era algo obvia.
El remordimiento que sentía por abandonar a mi mejor amiga se aplacó
un poco cuando vi cómo Ashley y Stu pasaban por el otro lado de la acera,
disfrutando de un día gris y lluvioso
como si se tratara de cualquier tarde de verano. Si seguían en la
dirección por la que iban, seguro iban a la casa de Martha, y aunque
probablemente ella no quisiera hablar con nadie, Ashley estaría con ella y la
acompañaría un rato. Así que… luego la visitaría. Sí, después…
Rita: ¿George? ¿Estás bien?
Había olvidado totalmente que estaba esperando una respuesta mía. Le
sonreí apenado.
Yo: Sí, no te preocupes. Vamos, te acompaño a tu casa.
Ella abrió una sombrilla que llevaba consigo y nos cubrimos bajo
ella, mientras hablábamos de cosas triviales que me hicieron olvidar por
completo mi preocupación por Martha. Estábamos llegando cuando se detuvo
bruscamente y se paró al frente mío con el ceño fruncido.
Rita: A mí no me vas a engañar, George Harrison. ¿A quién dejaste plantado
por venir a acompañarme? ¿Eres así siempre, o solo cuando se te da la gana?
La violencia de sus palabras me tomó por sorpresa y abrí los ojos,
algo asustado. Debí haber sentido ira, o al menos indignación por su tono
autoritario, pero la verdad es que no fue así. Tan solo sentía vergüenza porque
me había pillado.
Yo: La verdad que no tenía nada que hacer. – mentí.
Ella entrecerró sus ojos y me dio la espalda con furia. Obviamente
se había llevado también la sombrilla y la lluvia fría escurría por mi frente
ahora. Parpadeé algo confundido y luego corrí tras ella.
Yo: ¡Espera! –de nuevo, se detuvo abruptamente y casi choco contra
ella por segunda vez- Yo… bueno sí, tenía que ir a ver a una amiga.
Logré percibir una chispa de celos pasando por sus ojos y esbocé una
sonrisa, pero luego tan drásticamente como se había enfadado, ahora me miraba
con cariño.
Rita: Das ternura, Harrison, eres el único que hace eso a mitad de
la lluvia. Yo no lo haría de no ser que fuera algo bastante urgente.
Yo: Sí, bueno, ¿qué tal si entramos? –Corté, fastidiado. Odiaba que
me llamaran tierno y además empezaba a congelarme- Hace algo de frío acá
afuera.
Rita: Si de verdad es urgente, puedes irte. No importa, realmente.
Ella seguía bajo la sombrilla y me miraba con curiosidad, a la
espera de saber lo que haría; por mi parte, no había posibilidades de secarme
pronto, escurría agua por todas partes. Solté un suspiro y miré al cielo antes
de responderle.
Yo: ¿Recuerdas que preguntaste si era así con todos? – la miré
fijamente- No Rita, solo contigo. Nadie me había hecho comportarme de esta
forma, solo tú. Nunca nada será más importante que tú.
Me acerqué a ella y le acaricié la mejilla con mis dedos helados y
húmedos, pero ella no se inmutó por la temperatura glacial de mis manos, al
contrario, me respondió con una hermosa sonrisa.
(NARRA MARTHA)
Miraba aburrida cómo caía la lluvia torrencialmente sobre las calles
de Liverpool, como si no fuera lo suficientemente fría de por sí. Había
permanecido en esa posición, sentada junto a la ventana de una habitación que
no era mía, por un largo rato, mientras John intentaba hacer no sé qué cosas en
la cocina. Desde aquí escuchaba el tintineo de platos y sus constantes
maldiciones que evidenciaban que no sabía absolutamente nada sobre cocinar.
Pero yo no podía ayudarlo porque me había dejado atrapada allí con la excusa
absurda de “tú estás enferma, deja y yo te traigo algo de comida” La única
razón por la que no me había lanzado detrás de él era porque tenía curiosidad
por saber a qué monstruosidad llamaba John “comida”. Ah y porque… estaba
demasiado débil de todas formas.
Sin embargo la inercia estaba matándome, así que salí de la cama
mandando la gripa al carajo y me dirigí a mi habitación arrastrando los pies.
Era consciente de que estaba ardiendo en fiebre, pero realmente me importaba
muy poco, así que me limité a envolverme en una cobija y ponerme una bufanda. Agarré
mis pinturas y empecé a pintar.
Al inicio no estaba muy segura de qué iba a dibujar, pero a medida
que el pincel se deslizaba por el lienzo, una oleada de recuerdos inundó mi
mente. Y es que aunque Julia no hubiera sido tan cercana a mí como a John,
había visto su muerte, había presenciado su asesinato y escuchado sus últimas
palabras y ese tipo de cosas no eran fáciles de olvidar. Por mi cabeza se
repetía una y otra vez la imagen del carro arrollándola, yéndose sin siquiera
detenerse a averiguar nada, su cuerpo lleno de cardenales, la sangre en la
carretera… El pincel se movía sin que yo tuviera que hacer un mínimo esfuerzo,
los trazos fluían con furia y dolor y todos mis músculos estaban tensionados,
descargándose alrededor de esa única pintura.
Y de improviso, unas manos cálidas me abrazaron por atrás, al tiempo
que unos labios que ya conocía casi de memoria, me besaban el cuello con
dulzura.
X: No deberías estar aquí. – me susurró al oído.
El gesto tenía toda la intención de ser romántico y tierno, pero
desafortunadamente, yo estaba demasiado tensa en ese momento para responderle
de la misma manera. Me volteé con el ceño fruncido y le espeté:
Yo: ¿Y qué querías John? ¿Qué me quedara en tu habitación, encerrada
como una inútil?
Él se sorprendió al inicio por mi brusco rechazo, pero luego hizo
aparición su habitual carácter y me miró con ademán irritado.
John: A mí no me hablas así,
¿de acuerdo?
Yo: Yo le hablo como quiero a quien se me dé la gana.
John: ¡¿Qué?! ¡Oye, cálmate! ¡Yo no te he hecho nada para que vengas
a tratarme así!
Ambos estábamos tensionados a una distancia muy corta, si seguía
así, podía terminar de una forma no muy agradable. Entendí que había sido una
estúpida por dejar que la rabia se me subiera a la cabeza de esa manera y aún
peor el hecho de haberme desquitado con él tan drásticamente.
Yo: Tienes razón, lo siento. – dije en un suspiro, relajando los
músculos.- Es solo que… me agarraste en mal momento, perdón.
John: No te preocupes, es entendible. – Dijo relajándose a su vez y acomodando un mechón de cabello tras mi oreja.
Me volteé hacia la pintura y él me abrazó por atrás de nuevo, pero
esta vez no me opuse en absoluto. Apoyó su mentón en mI hombro y yo entrelacé
sus manos con las mías.
John: Me gusta, es justo lo que siento ahora. – murmuró,
refiriéndose a la pintura.
Yo: ¿En serio? – respondí arrastrando las palabras, pues mi mente
estaba de vuelta en la creación de mi obra.
John: Ajá… - afirmó con los labios pegados a mi cuello y subiendo de
mi hombro hasta mi oreja y viceversa.
Un túnel sin salida, pero sin embargo lo suficientemente infinito
como para nunca chocar contra el muro que lo taponaba al final, tan oscuro y
vacío como el corazón de los hijos de la muerte, como el universo mismo.
Yo: Voy a terminarlo. – dije quedamente, a la vez que volteaba mi
cabeza y me encontraba con sus ojos. Él asintió y luego de un beso rápido, bajó
al primer piso para ver televisión.
Yo: ¿Y la comida? – pregunté antes de que llegara abajo, con una
sonrisa burlona.
John: Al diablo con la comida. – gruñó él, encendiendo el televisor.
Sabía que pintar era la única forma desahogarme, y era algo que me
gustaría hacer el resto de mi vida si era posible. Seguí con el lienzo, pero
aunque no quería que me desconcentraran, tampoco quería centrarme totalmente en
él, pues podía entrar en una depresión de la cual sería muy difícil salir
después.
En ése momento sonó el timbre y bajé apresuradamente con la esperanza
de que fuera George; extrañaba abrazarlo y escuchar sus consejos pronunciados
con su tono de hermano comprensivo. Cuando pasé cerca del televisor, John me
atajó de golpe.
John: Ey, ey, ey ¿a dónde vas? ¿Qué parte de
“estás enferma, quédate en mi habitación” no entendiste?
Yo: Si no estoy mal, John, ALGUIEN me prometió
que me llevaría comida – le solté mientras trataba de zafarme de él.
John: Touché – respondió y me liberó- No te
demores demasiado, es en serio lo de estar enferma.
Asentí sonriente y fui a abrir la puerta, pero no era él, sólo eran Ashley y Stu. La
decepción se pintó en mi rostro y me dio un aspecto aún más demacrado.
Ashley: Dios Martha, estás horrenda.
Stu: Tampoco seas tan dura con ella…
Ashley: Es mi mejor amiga, ella me entiende. ¿Cierto?
Yo: Sí, lo sé, parezco una bola de pintura
resfriada. – dije tosiendo un poco.
Stu: La verdad que sí – sonrió con dulzura -
¿Estabas pintando?
Yo: Intentaba hacerlo.
Stu: Por favor, no seas tan modesta. Vamos a
verla.
Entraron al corredor y Stu dejó allí la
sombrilla bajo la cual venían ambos, muy acaramelados. Luego de pasar por la
sala y de intercambiar saludos y miradas celosas-preventivas por parte de John,
subimos los tres a mi habitación.
Cuando abrí la puerta, el color subió a mis
mejillas de la vergüenza. Estaba hecho todo un caos. Sin embargo, Stu no le dio
demasiada importancia, tal vez porque probablemente, la suya estaría igual,
toda llena de pintura y frascos de acrílico vacío por todas partes.
Con todo, lo que menos me imaginé fue la
actitud de Ashley. Entró altaneramente y con una expresión de asco que no se
preocupó en disimular, antes de pararse finalmente en el centro de la
habitación y suspirar con fastidio.
Ashley: ¡Dios! ¿Qué pasó aquí? Estás algo
descuidada, no recordaba que esto fuera tan desordenado.
Yo: Gracias Ashley, yo no recordaba que fueras
tan crítica. – contesté fríamente.
Ella notó mi tono despectivo y enarcó una ceja.
Ashley: Oye, oye, yo no tengo la culpa de que se haya muerto,
¿ok?
Una oleada de furia recorrió cada músculo de mi
cuerpo y la miré con tanto desprecio que retrocedió asustada, sin embargo no
fue algo que le sirviera de mucho; ya que abalancé hacia ella con intención de
quitarle los ojos y cortarle la lengua en pedacitos. Sin embargo, sólo alcancé
a empujarla con brusquedad y arrancarle algunos cabellos antes de que Stu me
separara de ella.
Stu: ¡Cálmate!
Yo: ¿QUE ME CALME? ¡ESA ZORRA SE METIÓ CON
JULIA! ¿CREES QUE ES FÁCIL HABER VISTO UNA MUERTE, ASHLEY? ¿PORQUÉ NO
INTENTAMOS CON LA TUYA?
Stu: ¡CÁLMATE, MARTHA!
Estaba al borde de las lágrimas y sollocé
mientras todo mi cuerpo temblaba.
Yo: Perdóname Ashley, es sólo que toda esta
situación se me está saliendo de las manos.
Ashley: No importa… supongo que también fue mi
culpa, de todas formas.
“La mayoría de la culpa”, pensé aún con algo de
rabia. Empezaba a sentirme mareada, pero no le di mucha importancia a eso,
últimamente me sucedía mucho.
Stu: La verdad que pintas hermoso… te felicito.
– dijo cambiando de tema. Le agradecí con una sonrisa.
Stu: ¿Vas a volver al instituto? Recuerda que en unos días empezamos clases otra vez…
Eso me cayó como un balde de agua fría. ¿Por qué
tenían que haber venido? Así, como dos estúpidos, queriendo devolverme a la
realidad; mientras yo estaba muy feliz en mi mundo personal con John y mis
pinturas. Bueno, feliz no, estaba lejos de sentirme así. Pero me sentía cómoda,
más cómoda de lo que estaría volviendo a la típica rutina de siempre.
Ashley: ¿Martha…? ¿Estás bien?
Me había quedado estática, mirando al vacío,
tratando de asimilar todo lo que se venía de ahora en adelante…
X: ¿Todo bien?
Stu: No lo sé John, ella sólo se quedó ahí,
mirando hacia la nada.
John siguió mirándome por unos segundos, antes
de responder severamente.
John: Creo que es mejor que se vayan. Vamos,
los acompañaré a la puerta.
(NARRA JOHN)
Ambos me habían mirado como si sospecharan algo, pero no
tardaron en acatar mis órdenes. Casi cerré de un portazo cuando abandonaron la
casa, y volví a donde se encontraba Martha. Estaba mirando por la ventana de su
habitación y yo la abracé. Nos quedamos ahí por unos instantes, cada uno
sumergido en sus propios pensamientos, viendo a la luna avanzar con pasos
gráciles por el cielo estrellado, como si fuera una reina.
Yo: Cariño, estás temblando.
Así era, entre mis brazos se estremecía sin
parar. Suspiró quedamente y me miró con ojos tristes.
Martha: Creo que me voy a dormir. Ha sido un
día largo.
La solté y me fui a mi habitación para darle
algo de privacidad. Ahí estaba su aroma como un fantasma, entre mis sábanas, en
mi ventana, en todas partes. Inhalé profundamente y me recosté en mi cama, yo
también estaba exhausto.
Pasados unos momentos, se apareció en mi
puerta.
Martha: ¿Me acompañas? No quiero dormir sola.
Supe que sus palabras no ocultaban una segunda
intención por el tono de su voz, y de todas formas, no tenía mucho ánimo. Me
estaba muriendo de sueño.
Yo: Claro, voy en un segundo.
(NARRA MARTHA)
La noche era fría y olía a muerte, pero John entrelazó sus brazos a
mí alrededor y el calor de su cercanía me hizo olvidarlo por completo. Me
sumergí en un sueño profundo y sin sueños.
Al día siguiente, desperté gracias al suave roce de los dedos de
John por mis brazos.
¡ ¡Por fiiiiiiiiiin!! Casi no logro terminarlo, de verdad, qué odisea. Me la enviaron el sábado, me quedé dormida, el domingo estuve haciendo tareas, y hoy terminando un cuento para un concurso que cerraba hoy... ¿saben lo peor? ¡QUE EXTENDIERON EL PLAZO JUSTO CUANDO ACABABA DE ENVIARLO! Voy a pegarme un tiro.
Sin embargo aquí está, largo y unas horas antes de lo habitual :3 Para que lo lean antes de dormir! Son adorables, personalmente me casaría con este John <3
No respondemos ante muertes, pero déjennos algo en su testamento (? JAJAJA esa escena hizo volar al mundo, lo bueno de que no pasara es que... como dijo Aly, "no tenían condón" :D
Sí Valery, hay que tenerle cuidado a Paul... muehehe
GRACIAS A DEBBIE POR LEER! Es hermoso :') TAMBIÉN GRACIAS A MARY! Tus comentarios son lo más, chica. GRACIAS A TODAAAS <3
A mi hermana no le digo nada porque está re estresante... ;)
Y... yo sé que estás leyendo esto... Hola Fer! <3 Por fin subí, ya ves.
CHICAS, UN ABRAZO ENORME Y DUERMAN MUUUUUUUUCHO!
P.D: ¿Alguien sabe algo de Rita?
Las amo dearies, cuídense.
By: Las ideas ideales de Mónica McCartney.
And: La edición impuntual pero hermosa de Lady Mary.
Geo es una ternura Awwwww Rita:A mí no me vas a engañar, George Harrison. ¿A quién dejaste plantado por venir a acompañarme? es la ternuraencarnada... okno no, nosenadaderita ok estoy con mucha adrenalina dormiré muy bien dear LOVEYA
ResponderEliminarsorry por la perfeccion pero se para 2 veces?
EliminarEstábamos llegando cuando se detuvo bruscamente y se paró se paró al frente mío con el ceño fruncido.LOVEYA
Que chocantes me parecieron Stuart y Ashley, sobre todo esta ultima, ni siquiera es una verdadera amiga al decir esas cosas, me cayo pésimo ¬¬ lo que si me gusto mucho, fue la declaración de George, tan tierno, aunque me dio risa cuando Rita le dijo que era muy tierno y se puso incomodo, George era un chico rudo en ese tiempo, de tierno NADA XDDD algo me dice que John y Martha van a quedar juntos, aunque sigue el pendiente de Paul, todavía sigo intrigada por ver si se van a gustar o que, por eso estoy esperando el próximo muy pronto, AMO la fic ♥♥
ResponderEliminarAshley, eres una maldita:c, que pesada fue, ya me cae mal jaja, pero dahh, george y rita dos enamorados:$ ¿qué pasó con rita? :c Y.. Paul, pobre chico xD, pero lo mejor esss John y martha, durmiendo juntitos y calentitos:33333333333 que rico, es tan tierno con su.. ''hermana'' xDDDDDDDDDDDDDDD espero con MUCHAS ansias el capítulo, más le vale que escriba monica. kjdkgsdjl
ResponderEliminarYa no me cae bien Ashley zorra jajaja yo no soporto que me traten así cuando más vulnerable estoy, pero Stu no se porto tan mal. Igual, ¡bien, John por echarlos! Y dormir con ella inocentemente una vez más, hermoso.
ResponderEliminarOh, ¿qué va a ser Paul el coqueto Babyface McCartney? estoy intrigada... aunque no lo parezca, lo estoy xD
George siempre me pareció tierno, aun en su faceta de Teddy Boy me parecía aun más tierno, o cuando leí que el entubaba los pantalones para parecer mayor ¿a quién no le parece eso tierno? :33 jaja
Eeeeeeeeen fin, suban pronto. Saludos ;)
Que mal plan de Ashley :/ hubiera estado chido que hubiera más golpes jajaja naa, pero no ma pobre martha :/
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